El presidente uruguayo supera una crisis en el seno del Ejército
El presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, solucionó en la madrugada del sábado una crisis surgida en el Ejército tras aceptar la renuncia del general Raúl Mermot, hasta entonces jefe de las Fuerzas Armadas.El problema se originó tras la decisión presidencial de rehabilitar a 41 oficiales que fueron condenados por razones políticas durante la dictadura que existió entre 1973 y 1984.
Mermot, quien de acuerdo con la ley debía abandonar la jefatura del Ejército en febrero, manifestó el pasado miércoles su desacuerdo con la decisión de Sanguinetti y anunció su retiro anticipado. Tras una larga reunión con el militar, Sanguinetti aceptó su renuncia y nombró nuevo jefe militar al general Néstor Bertrin, quien desempeñará el cargo interinamente hasta el próximo 1 de febrero, fecha en la que tomará posesión el sustituto de Mermot, general Amado.
La rehabilitación de los militares purgados por tribunales de honor durante la dictadura es el primero de los dos grandes escollos que debe salvar el presidente uruguayo sobre el periodo de la dictadura. El segundo asunto, y que molesta todavía más a los militares que el primero, es la respuesta a los familiares de los desaparecidos sobre el destino de estos. La tensión puede elevarse al máximo ante las revelaciones, hechas por fuentes militares, sobre la existencia de cementerios clandestinos en al menos dos cuarteles del Ejército.
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