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DESAVENENCIAS EN LA RELACIÓN PP-PNV.

Un reparto de papeles sin formalizar

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno no se ha planteado, aseguran en La Moncloa, un reparto formal de papeles en su relación con el PNV pese a la inexplicable situación, en apariencia, de que los nacionalistas vascos consideren al ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, su principal enemigo en contraste con los halagos que de ellos recibe Francisco Álvarez Cascos y la actitud de respeto que mantienen hacia José María Aznar.Desde el Gobierno se interpreta que a esta situación, incómoda en algunos momentos para las relaciones entre Álvarez Cascos y Mayor, se ha llegado por un encadenamiento de hechos. El Gobierno comparte con Mayor que las causas por las que el PNV le ataca con crudeza no son otras que representar un referente político rival en el País Vasco y, más aún, ante la cercanía de las elecciones autonómicas. Aznar comparte la política de Mayor no sólo en materia antiterrorista sino también en la vertiente vasca.

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Pero pese a la situación conflictiva del PNV y PP vascos, el Gobierno necesita su apoyo en el Parlamento. Esa necesidad fue acuciante en enero de 1997, cuando el Gobierno se encontró con insuficientes apoyos para sacar adelante la ley del fútbol al negar sus votos el principal socio parlamentario del Ejecutivo, Convergencia i Unió (CiU). En ese momento entró en acción Álvarez Cascos, que comprometió en aquella operación a Izquierda Unida (IU) y al PNV, según recuerdan los propios nacionalistas vascos.

Desde entonces, Álvarez Cascos no se ha separado de Iñaki Anasagasti, y el PNV ha visto satisfecha en mayo de 1997 su principal reclamación para esta legislatura: la renovación del Concierto Económico. El PNV tiene en el vicepresidente su principal avalista para alcanzar sus objetivos, e incluso en los amagos de ruptura, como el de septiembre de 1997, con motivo del rechazo gubemamental a la reclamación del Inem por parte del PNV fue Álvarez Cascos, una vez más, quien recompuso la situación con promesas de futuro.

¿Y qué piensa Aznar?. El presidente del Gobierno evita entrar en la confrontación con el PNV. Ante decisiones conflictivas de ese partido -como su ataque a la sentencia del Supremo contra la dirección de HB- se limitó a decir que no comparte su opinión y que le satisface que, al final, acate la sentencia. Otras veces dice que el PNV no le sorprende e incluso comprende a ese partido "pese a sus errores".

Aznar no va a cambiar esta estrategia mientras el Gobierno necesite el apoyo parlamentario del PNV, y cree en el fondo, según fuentes de La Moncloa, que las posiciones del PP van al alza en el País Vasco y que el nacionalismo tendrá que limar sus posiciones "más ariscas" por la presión electoral de la ciudadanía vasca. Un análisis muy similar al de Mayor.

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