La crisis asiática ensombrece las perspectivas de crecimiento de la OCDE, estimadas en el 2,9%

El seísmo financiero desatado en el sureste asiático ensombrece las perspectivas de crecimiento de todo el mundo, y especialmente de los países asiáticos, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Sin embargo, no cuestiona seriamente las perspectivas globalmente favorables de EE UU y de Europa, que se recogen en el informe semestral de la organización adelantado ayer. Con todo, la OCDE reconoce que la citada crisis puede reducir en 0,9 puntos porcentuales el 2,9% de crecimiento previsto para los 29 países miembros en 1998. Ignazio Visco, responsable del departamento de Economía de la OCDE, se mostró más prudente y situó en el 2,5% el crecimiento del PIB.

El impacto de la crisis asiática podría llegar a 0,8 puntos en la Unión Europea (UE), área para el que la OCDE establece un crecimiento del 2,8% para los dos próximos años, una cifra inferior en un 0,1% o un 0,2% a la prevista en el informe anterior. Para Estados Unidos, la previsión de crecimiento es del 2,7%, con lo que se mantendrá en una posición confortable. El posible impacto se eleva a 0,7 puntos. Sería Japón, para la que ya se prevé un aumento del 0,5% este año y del 1,7% en 1998, la que más acusaría la crisis con una reducción de 1,4 puntos. En realidad, Japón esta arrastrada por toda la crisis del sureste asiático, que sufriría un descenso de un punto, según las previsiones del informe.Las estimaciones de la OCDE coinciden en gran medida con el adelanto hecho recientemente por el Fondo Monetario Internacional, (FMI), que, con motivo de la crisis de los mercados asíaticos, anunció que cambiaría sus previsiones de crecimiento y que las consecuencias en la economía mundial de la crisis asiática Podría provocar un descenso del 4,2% al 3,4%.

Japón, castigado

Frente a la expansión general norteamericana y europea, la OCDE sostiene que Japón no ofrecerá este mismo año un crecimiento muy superior al 0,5% cuando las previsiones de junio último situaban esa tasa en el 2,3%. El panorama de la economía japonesa seguirá estando ensobrecido durante el próximo año toda vez que la perspectiva establecida habla de un crecimiento del 1,7% en 1998, muy lejos del 2,9% anunciado hace seis meses.Los expertos de la OCDE juzgan que la recuperación económica japonesa parece más y más frágil y que sus actuales dificultades no son únicamente consecuencia de la crisis del sureste asiático, sino fruto también de problemas intrínsecos a la propia economía del país.

En la conferencia de prensa, posterior a la presentación del informe, Ignazio Visco sugirió, a la vista de los efectos que la crisis financiera ha provocado en Japón y Corea del Sur, que la Reserva Federal de Estados Unidos debería retrasar el aumento de sus tasas de interés para atenuar el impacto de la crisis. A su juicio, Corea del Sur se encuentra en una situación difícil ya que no ha conseguido evitar uña nueva ola de pánico financiero pese a los 57.000 millones de dólares inyectados por el FMI.

Extrema prudencia

Pese a la buenas perspectivas europeas y norteamericanas, los expertos de la OCDE indican que estos datos deben ser acogidos con "extrema prudencia, dadas las dificultades existentes para analizar los efectos de la crisis asiática en los mismos países de la zona". Según el informe, hay una "serie de fuentes de incertidumbre, particularmente en lo que se refiere a la extensión real de las medidas de ajuste interno aplicadas en los paises en crisis, en un contexto de fuerte descenso del precio de las acciones". De acuerdo con algunas proyecciones a partir de la evolución previsible de la crisis, el impacto de los problemas asiáticos en la economía en los países miembros de la OCDE puede suponer que el crecimiento del PIB previsto para 1998 se reduzca en un punto.Según la OCDE, la anunciada expansión de los países de la Unión Europea no evitará que el paro continúe en sus actuales niveles, por encima del 10%. Los expertos de este organismo aconsejan acometer una serie de medidas estructurales y en lo que se refiere a Francia indican que la reducción del tiempo de trabajo impuesta por ley "tendrá un efecto muy débil en la creación de empleo". Toda una condena para la semana laboral de las 35 horas establecida por el Gobierno de París.