La mayoría de los europeos no compartiría la taza con un portador del VIH, según un sondeo
¿Bebería usted en la misma taza que alguien que tuviera el virus del sida? ¿Le besaría? ¿Compartiría la misma cama y mantendría relaciones sexuales seguras con ellos? La mayoría de los europeos no lo haría, según una encuesta para analizar la actitud de los ciudadanos hacia los enfermos portadores del virus del sida (VIH). La investigación se llevó a cabo por iniciativa del Grupo de Tratamiento de Sida en Europa (EATG) -una red de un centenar de activistas-, que realizó las preguntas por teléfono en los siete países europeos con más enfermos: Francia, Alemania, España, Suiza, Italia, Holanda y Reino Unido.De los 7.000 encuestados -hombres y mujeres de edades de entre los 15 y 65 años-, casi la mitad aseguró que volvería la cabeza si le ofrecieran beber de la misma taza que un portador del virus. Más de la mitad de los franceses aceptaría compartir el vaso, y los más radicales fueron los italianos, de los que un 64% aseguró que pasaría sed antes de beber. En España, el 48% haría lo mismo. Según la encuesta, las mujeres mostraron muchos más prejuicios que los hombres, y los participantes de más edad demostraron una posición más atrincherada que los jóvenes.
Si la pregunta de compartir vaso provocó una reacción de rechazo, la idea de estar en la misma cama fue predominantemente inaceptable. Preguntados los encuestados sobre si mantendrían relaciones sexuales utilizando preservativo, el 52%, de los europeos dijo que no, a pesar de los estudios que indican que los preservativos de latex protegen eficazmente contra la transmisión del virus. Los italianos se revelaron de nuevo en esta pregunta como los más radicales. El único país en el que la mayoría de los ciudadanos se atrevería fue Francia, que, en general, mostró una actitud más tolerante hacia los portadores del virus. Sin embargo, en esta cuestión, en Italia, Reino Unido, España, Holanda y Suiza los encuestadores se toparon con una respuesta inesperada: fueron los jóvenes, de entre 18 y 24 años, los que tendían a decir que no compartirían cama con un portador, frente a los mayores, que se mostraron más abiertos.
Europa se dividió ante la pregunta de cuál sería su mayor preocupación al descubrir que su pareja era seropositiva. Los ciudadanos de los países del norte y centroeuropeos se preocupaban antes por ellos mismos y por si habrían contraído la enfermedad, mientras que en España, Italia y Francia los primeros pensamientos se centraban en la pareja y en si se le podía tratar. Los británicos se revelaron como los más preocupados por saber cómo su pareja habría contraído el sida.
La encuesta dejó patente grandes diferencias entre los países europeos. Los franceses se revelaron como los más tolerantes y los italianos los más radicalmente opuestos a cualquier tipo de relación con un portador del virus del sida. Según el director ejecutivo de EATG, Arjen Broekhuizen, las diferentes actitudes dependen de las políticas de información. Sin embargo, Joan Tallada, activista de EATG-España, dijo que se deben también a cuestiones culturales y al grupo afectado. "Mientras que en Francia está extendido entre los homosexuales, en España e Italia afecta más a los heroinómanos, que son más rechazados". Pese al miedo al VIH, el 82% de los europeos cree que los portadores pueden llevar una vida normal. "¿Cómo pueden, si la mayoría no quiere compartir una taza ni tener relaciones sexuales con ellos?", se preguntó Broekhuizen. Y recalcó que la investigación revela mucho desconocimiento y prejuicio, tras 10 años de campanas.
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