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El alcalde anuló el concurso del gas tras conocer tres sentencias que le quitan la razón

Antonio Jiménez Barca

La oposición municipal, IU y PSOE, criticó ayer que el alcalde, José María Álvarez del Manzano, "se haya bajado los pantalones ante Alberto Ruiz-Gallardón por el asunto del gas". Al final, el Ayuntamiento ha anulado el concurso de la adjudicación del suministro a los nuevos barrios, motivo de disputa en la última semana entre el municipio y la Comunidad, quien reclama su competencia en este terreno. Álvarez del Manzano declaró ayer que cambió de opinión tras conocer tres sentencias del Tribunal Supremo que quitaban la razón a otros tantos ayuntamientos en asuntos parecidos.

El alcalde, tras escuchar a los concejales de la oposición, sentenció: "No hay ninguna disputa personal; simplemente, una divergencia en cuanto a las competencias de cada quien. Hay tres sentencias del Tribunal Supremo, que conocimos ayer [por el jueves], que avalan la postura de la Comunidad. Con todo, el Ayuntamiento tendrá sus representantes a la hora de adjudicar el concurso. Yo soy el primero que vela por la soberanía municipal". Antes, el concejal de IU Julián Rebollo, en el pleno, y el portavoz socialista en el Ayuntamiento, Juan Barranco, en los pasillos, habían coincidido con la misma frase referente a los pantalones del alcalde. El concejal de Obras, Enrique Villoria, del PP, aseguró que "lo importante es que los vecinos no se vean afectados y que el servicio del gas no se retrase".En el pleno municipal se trataron otros puntos polémicos. Uno de ellos, el que ratificaba el acuerdo de trueque de terrenos entre el Arzobispado de Madrid y el Ayuntamiento. Los solares que recibe el municipio valen 600 millones menos que los que obtiene la Iglesia, según los cálculos de los propios técnicos de Urbanismo. El objetivo del Arzobispado es construir parroquias. El del Ayuntamiento, rematar algunas operaciones urbanísticas con las parcelas recibidas. Con todo, una de las fincas que pasa a propiedad municipal, un terreno enclavado en el monte de El Pardo de unos 200.000 metros cuadrados, mereció todo tipo de comentarios irónicos por parte del concejal socialista José María de la Riva: "Me gustaría a mí saber para qué quiere el Ayuntamiento esa parte de monte. Porque ahí hay plantas, animales, aves, en fin, lo que hay en un monte. A lo mejor, la intención del alcalde es organizar una nueva romería".

El concejal de Urbanismo, Ignacio del Río, del PP, replicó: "Yo creía, sinceramente, que su grupo tenía sensibilidad ecológica. Nada mejor para los ciudadanos de Madrid que tener una parcela protegida que hasta ahora ha pertenecido a la Iglesia".

Por su parte, el portavoz de IU, Francisco Herrera, aseguró: "La verdad, señor del Río, es que se han metido en un buen lío. Si simplemente hubieran querido ceder parcelas a la Iglesia, no nos hubiéramos opuesto: el terreno público, entre otras cosas, está para eso. Pero hay que hacerlo con sentido común. ¿Qué necesidad tenían de organizar este convenio?". De la Riva concluyó: "Van a ganarse el cielo a base de entregar terrenos".

Posteriormente, el pleno discutió las "últimas" modificaciones que la Comunidad ha impuesto al plan general del Ayuntamiento, entre las que se encuentra la imposibilidad de edificar en El Pardo.Dos meses

"Bueno, espero que de verdad éstas sean las últimas, porque llevan dos meses trayendo el definitivo plan general", dijo, con retranca, el edil José María de la Riva. El secretario leyó los puntos del plan general que se aprobaban "definitivamente": "A-1,A-2, B-2 y B-3", entre otros. En esto, De la Riva pidió la palabra: "Para que vean mi buena intención, y por esto de las guerras entre la Comunidad y el Ayuntamiento y por los A-2 y A3, le voy a hacer un regalo al concejal de Urbanismo". Y el edil socialista, enseñó un juego de barquitos electrónico llamado Batalla Naval. El ordenanza se encargó de entregar la caja al responsable de Urbanismo, que, cuando tuvo en sus manos el regalo, dijo: "Gracias, con cuatro hijos en casa, esto me solucionará algún que otro problema".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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