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Luciano Berio considera que "el mercado degrada y falsifica los valores musicales"

El compositor italiano dirige sus obras en Madrid con la Orquesta de la Toscana

Luciano Berio, italiano, 72 años, ha pasado fugazmente por Madrid para dirigir a la Orquesta de la Toscana en un programa dedicado a obras suyas y de Bruno Maderna. Culto y con un fino sentido del humor, Berio es hoy uno de los puntales de referencia de la música contemporánea. "Los medios tecnológicos son muy importantes", dice, "e incluso pueden favorecer en un futuro próximo lugares de encuentro entre las músicas simples y populares con las músicas de creación". Sin embargo, advierte de los peligros de la mercantilización de la música.

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"Nos encontramos con un problema general", continúa Berio, "que es el del mercado y su capacidad de falsificar las valoraciones. A todos nos place el dinero, pero cuando empieza a formar parte de los valores de las cosas, estos se degradan. La música rock o pop, por ejemplo, vive en función del mercado. Una canción que no vende 100.000 o un millón de discos no existe. Sin embargo, la música de creación puede tardar sin añoranzas hasta 30 años en ser conocida. O más: piense en Bach. Pero hay algo por lo que soy optimista, y es el acceso de los compositores hoy a las músicas más diversas, con todo lo que trae consigo de herramienta y ayuda para la continuidad del discurso creativo. El resultado es una nueva generación de músicos en Francia, en Italia y aquí en España, que puede abrir otros caminos. Los críticos deben también ayudar a difundir y clarificar lo que verdaderamente vale la pena".

Teatro musical

Berio es uno de los músicos que más han cultivado el género operístico en las últimas décadas. En 1999 estrenará en el Festival de Salzburgo R, sobre un tema bíblico con un libreto que comparte con su mujer, la musicóloga Talia Pecker. "No creo en la ópera hoy, pero sí en el teatro musical. Prefiero no utilizar la palabra ópera, sino la de acción musical para el teatro. Le diré, una cosa: los dos grandes autores que a partir del teatro han cambiado la historia de la música son Mozart y Wagner".¿Y los italianos: Monteverdi, Rossini, Verdi, Puccini? "Bueno, Monteverdi también. Y si ampliamos el círculo, Debussy y Alban Berg. Verdi fue un gran personaje, y aportó mucho a la dimensión humana, moral y política de la ópera, pero no ha cambiado la historia de la música". Se extiende Berio sobre la importancia de la visualización de la música en la ópera -perdón, en el teatro musical- de nuestros días. Su colaboración con Italo Calvino en Un re in al costo o su amistad con Umberto Eco inciden en su percepción de la cultura. "Una comunicación musical, literaria, artística o pictórica, debe mantener la relación entre las pequeñas cosas y la estructura global, como ocurre en la vida misma. ¿Qué es lo que queda cada día de la vida de una persona? Los pequeños detalles, que van configurando la existencia. En el lenguaje, los aspectos fonéticos deben convivir con los retóricos, lo mismo que en la música la morfología debe convivir con el carácter sonoro. Es muy importante que no se produzca ningún tipo de fracturas".

En su concierto del Auditorio Nacional dentro del ciclo La música de nuestro tiempo ha presentado también una singular orquestación de los esbozos que Schubert diseñó para su décima sinfonía. "Existía una línea melódica muy elemental y faltaban la armonía y los elementos de orquestación. Schubert posee siempre una gran frescura y espontaneidad. Este espíritu hay que mantenerlo. La reconstrucción no la he hecho en cualquier caso al pie de la letra, sino guiado por la intuición. Las formas no son las clásicas sino otra cosa mucho más aventurada".

Autores del pasado

"Me gusta trabajar a veces sobre autores del pasado, cuando las transcripciones se convierten en un instrumento de análisis. Así, por ejemplo, me interesó el joven Mahler para estudiar cómo se había depositado en él la herencia de Brahms y Wagner. En otras ocasiones, como en mi orquestación de La retirada nocturna de Madrid, de Bocherini, los hechos son más casuales: "Tratábamos de buscar con la Orquesta de La Scala una pieza breve para comenzar un concierto y recalamos en la de Bocherini", afirma con ironía.Respecto a su faceta como director de orquesta, afirma que no le interesa hacer carrera en esa especialidad, "pero me siento a gusto con la batuta cuando coincido con grupos instrumentales que me ofrezcan confianza", dice, "o cuando trabajo mis propias obras, a las que conozco evidentemente mejor que los otros directores". La colaboración de Luciano Berio con la Orquesta de la Toscana se remonta a los orígenes de ésta en 1980. Berio fue su director artístico durante 1983 y 1984. La orquesta incluye en su repertorio 22 obras del compositor italiano.

"El neorromanticismo no me interesa", afirma Berio. "Los que se acogen a este modo de componer ofenden al propio romanticismo musical. Es como si resucitaran fantasmas".

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