'Vestidos para el ríto' reúne en Santillana trajes religiosos y festivos
La muestra recoge 80 piezas de distintas regiones de España
Vestidos para el rito, una muy rica colección de ropajes usados, a través de los tiempos, en ceremonias de carácter religioso y festivo, es el título de la tercera exposición correspondiente a la serie Entre telas y telares abierta en la sede de la Fundación Santillana (Torre de Don Borja, en Santillana del Mar). Hace seis años, 35 tejedores españoles exhibieron aquí 70 obras, y en 1995 se acogió una fastuosa muestra de tapices y esculturas.
En aquellas exposiciones, "los hilos del arte fueron su nervio". Se acoge ahora la aplicación práctica de los textiles, su utilización como elementos para la hechura de vestidos y complementos inherentes al atuendo ritual. Unas 80 piezas constituyen testimonio de la considerable riqueza de telas y ropajes que los españoles de ambos sexos usaron siempre en celebraciones festivas o de carácter religioso.Trajes con volantas o faralaes, que tanto realzan la belleza de las mujeres andaluzas y también vestidos de novia, danzantes, novilleros, monjas y sacerdotes, viudas y cantaderas integran una parte de la exhibíción- la otra, que abarca una sala entera, se reserva a la indumentaria litúrgica católica.
Marga Puncel, pintora y licenciada en Bellas Artes y comisaria de la exposición, recuerda, refiriéndose a los trajes de novia, que la primera mujer que se vistió de blanco fue Eugenia de Montijo en ocasión de sus esponsales con Napoleón III: "Hasta esa fecha", comenta, "las mujeres contraían matrimonio siempre con sus trajes más ricos y coloridos, dejando el blanco únicamente para las camisolas, las medias o la ropa interior, que por entonces apenas si existía".
Acerca, precisamente, del atuendo de la novia contemporánea -del que también se muestran algunos modelos-, Manu Berastegui, diseñador de vestuario de teatro, proclama en el excelente catálogo que el blanco, hoy color indispensable en la boda, sólo cuenta con dos siglos de antigüedad y por lo tanto no tiene raíces demasiado profundas en nuestra cultura. La moda del blanco en el altar " se ha ido asentando muy lenta y progresivamente, desapareciendo en momentos de depresión económica o situaciones difíciles como guerras y posguerras", tan abundantes en nuestra historia contemporánea.
La gran diversidad y opulencia del traje popular vestido a través de la historia por las españolas en distintas provincias queda suficientemente acreditada en la Torre de Don Borja. Juan José Linares, medalla al mérito de las Bellas Artes, poseedor de una bellísima colección de vestidos, recuerda la complejidad de la indumentaria y su pasmosa riqueza cromática.
Las sayas bajera, encimera o de cuerpo y ruedo, el refajo y el delantal, la camisa y la enagua, las medias y los escarpines son sólo una parte del atuendo, de la cintura a los pies.Hacia la cabeza, el orden de los distintos elementos que integran la prenda no es menos variado ni aparatoso.
Amor y muerte
Exuberante resulta la indumentaria destinada al culto religioso, a juzgar por las piezas que aquí se exhiben pertenecientes al Museo Diocesano de Santillana del Mancapas pluviales y casullas que simbolizan, según su color, el. amor y la pureza, la austeridad y la muerte.La exposición puede ser visitada todos los días de la semana, excepto lunes y martes. La entrada es gratuita, de las 11.00 a las 13.30 y de las 16.00 a las 19.30 horas.
Babelia
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