Irak acepta

TRANQUILIZA EL regreso -ayer- de los inspectores de las Naciones Unidas a Irak. Más allá de las amenazas de bombardear u otros ataques militares, la inspección sobre el terreno es la forma más eficaz de intentar localizar el armamento químico o biológico que se puede ocultar en cualquier fábrica o en cualquier despacho. En este sentido, el vencedor del acuerdo muñido por Rusia es, en primer lugar, la lucha contra la proliferación de armas de destrucción masiva.Sin duda, Sadam Husein ha logrado salvar la cara y evitar, al menos de momento, un ataque estadounidense.. Pero si Estados Unidos se ha mostrado turbado en esta crisis, no ha dado su brazo a torcer y sigue teniendo muchos comodines en su manga: entre otros, el veto a todo levantamiento de sanciones internacionales a Irak, verdadero objetivo de Sadam, mago de la temeridad calculada. ¿Ha aceptado Bagdad readmitir de modo incondicional a los equipos de inspección de la ONU, incluidos sus componentes estadounidenses, o a cambio tan sólo de la promesa rusa de empujar el levantamiento de las sanciones? El tiempo lo dirá. Pero, para tal viaje Sadam no necesitaba esas alforjas. Ha arriesgado de nuevo a su propia población, aunque poco parece importarle este hecho cuando no ha dudado en ponerla como escudo humano para disuadir posibles ataques contra centros oficiales.

Las tres semanas que ha durado la crisis han pillado a Estados Unidos con el pie cambiado: el Consejo de Seguridad estaba inicialmente dividido sobre la suavización de las sanciones a Irak; el presidente Clinton, debilitado frente al Congreso, y Washington, con una influencia y credibilidad mermadas en el mundo árabe al no haber obtenido del primer ministro israelí ninguna concesión frente a los palestinos. Netanyahu ha segado la hierba bajo los pies de Estados Unidos en Oriente Próximo, como pudo comprobar Madeleine Albright, la secretaria de Estado, en su, gira por la zona. El impresionante despliegue aeronaval de Estados Unidos en la zona refleja a también que los norteamericanos no podían contar con bases en tierras próximas a Irak. Cabe interrogarse sobre la oportunidad del anuncio del Gobierno español de poner a disposición de EE UU las bases en nuestro territorio; un gesto público precipitado.

La que claramente sale reforzada es la diplomacia rusa que ha logrado mediar entre el régimen de Bagdad y los cinco miembros permanentes -es decir, con derecho a veto- del Consejo de Seguridad. Primakov ha logrado ultimar el acuerdo de Ginebra que ha hecho posible el principio del fin de esta pesadilla. En el aparente desenlace de esta crisis resulta significativo que Estados Unidos no haya llegado a hacer uso de la fuerza sin un respaldo explícito del Consejo de Seguridad. De caer en esta tentación -lo cual puede aún ocurrir, pues EE UU sigue reforzando su dispositivo militar en la zona-, los apoyos sobre los que asentar un nuevo orden mundial en ciernes quedarían muy debilitados. Es de esperar que la razón impere definitivamente y que los pasos dados en los dos últimos días lleven realmente a finalizar una crisis que nunca debió abrir Sadam Husein.