Campos de concentración

He solicitado al Ministerio de Hacienda la indemnización que concede por tiempos de prisión y privación de libertad, según la Ley 4/1990 de 29 de junio y, tras largos y complicados trámites burocráticos, se me ha denegado por no presentar los justificantes y por estar fuera de plazo.Estuve en los campos de concentración de Santa Ana (Astorga) y San Marcos (León), durante y después de la guerra civil, a los 18 años, sin apenas alimento y con un trato realmente inhumano. Luego fui trasladado a Córdoba y a Marruecos, donde continuó una larga estancia de privación de libertad, en batallones de trabajadores condenados a trabajos forzados bajo las armas amenazadoras del Ejército. Un total de cinco años, desde marzo de 1938 hasta últimos de mayo de 1943.

Las instituciones consultadas -Ministerio de Defensa, Archivo Militar de Guadalajara y otras- contestan a mis escritos que no hay ningún documento que justifique mi estancia en tales campos de concentración y batallones de trabajadores esos cinco años.

Si la guerra de ayer sirvió para la paz de hoy, puede que tenga un mínimo de sentido. Pero para con aquellos que nos jugamos la vida y perdimos nuestros derechos entonces y de lo cual nunca nos hemos recuperado, creo que la sociedad tiene una deuda moral, que debería al menos reconocer.