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GESTIÓN CULTURAL

La Escuela de Cine estrena de forma oficial su sede en la Ciudad de la Imagen

Por todas partes olía a nuevo. La Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid celebró ayer su día de estreno. Fue su inauguración oficial, porque su apertura real tuvo lugar a finales de septiembre, cuando sus 140 alumnos pisaron por primera vez sus amplias instalaciones, 6.000 metros cuadrados repartidos en tres pisos que buscan ser "la mejor escuela de cine del mundo", como dijo ayer el director del centro, el cineasta de 54 años Fernando Méndez Leite.

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Más de 1.000 millones de pesetas ha costado este edificio, diseñado por los arquitectos José Ramón Espiga y Melchor Moneo, y a base de hormigón y amplios ventanales, sujetados por vigas vistas de metal lacado en blanco que elevan el techo del vestíbulo hasta el último piso. Elevados fueron los parabienes y deseos de futuro de quienes acudieron a la inauguración. El presidente del Gobierno autonómico, Alberto Ruiz-Gallardón, deseó que esta escuela sea el primer peldaño por el que Madrid ascienda hasta ser "la verdadera capital cultural de España y de Europa, no oficial, sino real". El camino, en su opinión, será "dejar que el espacio lo ocupen los creadores", sin que las instancias oficiales intervengan salvo para aportar plataformas para la creación como esta escuela. Ruiz-Gallardón no quiso arrogarse todos los méritos, y recordó que la primera piedra fue la iniciativa del anterior Gobierno regional, controlado por los socialistas, que "vinculó la Universidad Autónoma y la Escuela Oficial de Cine". A su lado estaba el- entonces consejero de Cultura, Jaime Lissavetzky, artífice de aquella decisión, y el actual consejero, Gustavo Villapalos.

En nombre de los ausentes

El director de la escuela, Fernando Méndez Leite, también quiso recordar a todos los que estudiaron y enseñaron el arte del cine desde que se fundó hace 50 años el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, primera versión de esta escuela.Además de las aulas, cuyos nombres recuerdan a grandes directores y realizadores ausentes (el aula magna lleva el nombre de Pilar Miró), el edificio cuenta con diez salas de montaje, dos grandes ordenadores para la edición, una sala de proyecciones con pantalla de siete metros y 200 butacas, y dos platós, de 100 y 400 metros cuadrados. "Aquí sí huele a plató, a electricidad y pintura; casi me dan los nervios de entrar a filmar", comentó Julia Gutiérrez Caba. La actriz, junto a su hermano y también actor Emilio, recorrió de punta a cabo las instalaciones, junto a una extensa representación de actores y realizadores españoles. "Qué suerte tienen estos chicos que se quieren dedicar al cine y tienen aquí una oportunidad para rodar, con lo caro que es hacerlo", señaló la actriz.

Sin embargo, los jóvenes alumnos se encontraban entre tanto famoso "como fuera de sitio", según dos aspirantes a directores, de ciclo preparatorio, el primero de los tres años que se cursan en esta escuela (antes eran dos). "Aunque está lejos, está muy bien comunicada, con tres líneas de autobuses, y tienes de todo para aprender a hacer cine", dijeron. Pero no todo es perfecto. "Esto es tan grande que se desperdicia mucho espacio", dijo un alumno de segundo, que este año termina. "Estamos todos tan lejos que los alumnos de montaje tienen que quedar con los de guión o dirección para verse, y antes nos cruzábamos por el pasillo", lamentó. "Eso sí, tenemos muchos más medios que en la antigua sede", admitió.

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"Es muy grande, pero también hay más medios, y más alumnos", argumentó José Luis Cuerda, productor, entre otras, de la película Tesis y profesor en esta escuela, que antes contaba sólo con 50 alumnos. "Mientras yo estudiaba en la Facultad de Imagen no vi ni una cámara, aprendí más fuera que dentro", recordó la directora Mónica Laguna (Tengo una casa), "aquí, desde luego, medios no faltan".

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