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Guerra por una universidad

Los dos dueños de un campus privado de Madrid se disputan su control

Gabriela Cañas

La lucha de accionistas por controlar una empresa es algo habitual. Lo que convierte en poco corriente esta disputa es que la empresa posea una universidad privada, porque el nacimiento de estas instituciones es reciente y cualquier desequilibrio pone en cuestión las aún poco rodadas normas que las rigen.

La batalla tiene lugar en un elegante campus situado en Villaviciosa de Odón (Madrid), donde 7.200 alumnos cursan 21 titulaciones. Allí, en la Universidad Europea de Madrid (UEM), sus gestores pueden presumir de que los alumnos de Odontología hacen prácticas con caros aparatos y los de Derecho simulan juicios bajo la batuta del magistrado de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón. A las puertas, una treintena de trabajadores despedidos hacen guardia diaria para advertir de que la universidad está ahora en manos de la persona inadecuada, que ha habido 44 despidos en los últimos meses y que la calidad de la enseñanza está en peligro. La portavoz socialista de Educación en la Asamblea de Madrid, Carmen Ferrero, pidió el miércoles pasado una comparecencia parlamentaria para tratar este asunto.

¿Qué está pasando? La Universidad Europea de Madrid nació en 1995, y su precedente es el centro universitario CEES, adscrito a la Complutense. Lo fundaron dos hombres próximos a la antigua Alianza Popular: Luis Velasco Roa, de 59 años, empresario con una mancha en su historial por exportación ilegal de moneda, y Julio Fidalgo Lobo, de 40 años, ex director de la fundación Cánovas del Castillo. Ambos crearon esta universidad con un 46% de las acciones cada uno, y repartieron el 8% restante entre dos amigos. Ahora Velasco Roa es el administrador único y se ha fijado 14 pagas al año de 6,2 millones netos, mientras que Fidalgo, quien sigue con el 46% de la empresa, ni pisa el campus ni cobra un duro, por lo que ha planteado batalla desde el exilio.

"No está en venta"

En la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, una portavoz comunicó a este periódico que todo está en orden, que ni la calidad académica ha mermado ni ha habido cambios de titularidad en la empresa, único supuesto por el cual debería intervenir la Administración.En efecto, el decreto de 1991 que rige las universidades privadas no establece controles especiales sobre la estructura empresarial como lo hace, por ejemplo, la ley de televisiones privadas. Cualquier empresario solvente puede fundar una universidad.

Fidalgo asegura que ya advirtió a los socialistas de lo inadecuado de la fórmula. Está de acuerdo su ahora enemigo Luis Cruz Miravet, secretario general de la UEM, que apoya con su 5% de acciones a Velasco Roa.

No ha habido cambios en la titularidad, pero el intercambio de querellas e insultos es el pan de cada día en este recinto universitario. Un profesor expulsado ha denunciado a un directivo por agresión física, el comité de empresa ha presentado dos conflictos colectivos, los gestores actuales acusan a Fidalgo de haber enloquecido por el éxito y al comité de empresa de mezclar datos -sólo reconocen seis despidos-, y, lo que es más grave, una juez ha admitido a trámite una querella de Fidalgo que acusa a Velasco, responsable de las finanzas desde el principio, de delito contra la Hacienda pública por declarar 850 millones menos de los ingresos. obtenidos en los últimos cinco anos.

La UEM se ha edificado gracias a los créditos bancarios y, según consta en el registro mercantil, su rentabilidad es "muy buena", pero su endeudamiento es "medio" y su tesorería está "degradada". Pero se ha convertido una máquina de hacer dinero: más de 7.000 alumnos pagan una media de un millón de pesetas anuales.

La empresa ya arroja beneficios -800 millones el último año, según Fidalgo-, aunque no los reparte; está valorada en 16.000 millones, y los sueldos se sitúan por encima de los habituales en el sector. "Todo lo cual prueba", dice una persona que intervino en el nacimiento de las universidades privadas, "que se está cobrando por encima de lo que se necesita o de lo que se ofrece a los alumnos".

Tal como están las cosas, tanto el comité de empresa como los expulsados temen que Velasco busque el pelotazo. El lo niega. Dice que no vendé, aunque "ha habido ofertas". La suya es quedarse con la parte de Fidalgo.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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