Graciela Fernandez Meijide: "Los argentinos no se benefician del crecimiento económico"
El contestador telefónico de Graciela Fernández Meijide, de 66 años, definitivamente presidenciable en las próximas elecciones generales argentinas, que se celebrarán en 1999, agota la cinta de grabación oral y salta la modalidad de fax para continuar recibiendo parabienes manuscritos, invitacioes, convocatorias, solicitudes periodísticas.La senadora argentina expugnó en las legislativas del pasado 26 de octubre la fortaleza peronista de Buenos Aires, arrebató la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados al gubernamental Partido Justicialista (PJ, peronista y conservador), y quedó entronizada.
Incorruptible según quienes la conocen, entró en política desde un compromiso familiar con los derechos humanos y el recuerdo del hijo desaparecido durante la dictadura militar (1976-83). Descarta una oposición salvaje, pero sí tratará de imponer cambios en la agenda del presidente Carlos Menem, darle un mayor contenido social."Cuando los argentinos leían que crece el Producto Interno Bruto, lo cual es cierto, y crece la macroeconomía, lo primero que se preguntaban era: ¿por qué a mí no me toca?. Alguien se queda con eso", declara en una entrevista con EL PAÍS. "Conectar con la mala gestión o con el robo no era tan difícil con un Gobierno que tuvo escándalo tras escándalo. Y no se privó de ninguno".
¿Qué han visto en usted? "No sé. Supongo que fuerza, responsabilidad, un lenguaje común. No he cambiado. Eso lo saben quienes me conocen desde hace tiempo. ¿Qué quiere que le diga? Ni soy ni rubia ni tengo los ojos azules". Es ojerosa y la gente la percibe sincera.
Fernández Meijide, uno de los puntales de la Alianza constituida hace tres meses por la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR) y la coalición de centroizquierda Frepaso (Frente del País Solidario), a la que pertenece, observa más de una causa en su victoria sobre Hilda Chiche Duhalde, esposa del gobernador de una provincia que agrupa a un tercio del electorado. Quien gana allí puede aspirar a la jefatura del Estado.
"Los que antes votaban tradicionalmente al peronismo, y un sector lo sigue votando, tienen conciencia de lo que fue un país con una sociedad aceptablemente integrada y con un nivel de pleno empleo", señala. "Esperaron a que se les solucionaran sus problemas, pero el tema de la pobreza y sobre todo el nuevo pobre, que está compuesto por la clase media baja, esperó que se le diera trabajo y no asistencia social. Esas circunstancias, y que se cayó el mito de que a los pobres no les importa lo institucional, tuvieron efecto. Les importa lo institucional, el desempleo, la corrupción...".
Codazos por la candidatura
Fernández Meijide no descarta codazos en la Alianza por la candidatura presidencial. "Puede ser. Nadie dice que no. A mí me gusta más Chacho Álvarez [Carlos Alvarez, líder del Frepaso], pero tratamos de postergar ese momento. Nos hemos comprometido a consolidar la Alianza, y a consensuar su funcionamiento".Fernández Meijide, profesora durante muchos años, se conformaría con el Ministerio de Educación. La nueva referencia política argentina reclama frenos y contrapesos entre los poderes, un Parlamento plural e instituciones fuertes. "Eso es lo que hace cualquier país civirizado con un sistema republicano. Muchas de las privatizaciones se hicieron de tal manera que el ciudadano y el usuario quedaron a merced de empresas que no tienen competencia, que son monopolios y por tanto aumentan las tarifas cuando quieren y dan servicio al que quieren".
¿Y los controles institucionales?. "'Acá, en la reforma constitucional de 1994, que tuvo como principal objetivo la reelección [de Menem] se introdujeron reformas que debían traducirse en leyes, que eran buenas pero no se consiguieron sacar las que están relacionadas con distintas formas de control, empezando por la garantía de una justicia independiente, el ministerio público independiente del poder ejecutivo o una buena ley de auditoría nacional, y sistemas de participación pública, de la gente".
La dirigente de la Alianza piensa que Menem abandonó la idea de un tercer mandato consecutivo. "Más bien pretende irse con un cierto éxito, con un cierto capital para, en el 2003, intentar su elección de nuevo. En ese sentido va a necesitar recuperar un poco de credibilidad y va a seguir tomando medidas, algunas seguramente con decretos de necesidad y urgencia, echándonos la culpa a nosotros, a la oposicón". La flexibilidad laboral es una de ellas. "No vamos a hacer la oposición salvaje como la que hizo el justicialismo desde 1987. Cuando Alfonsín (1983-89) perdió aquel año unas elecciones como éstas, le exigían cambios de ministros, poco menos que le exigían el Gobierno. Eso rompe el sistema republicano". La Alianza, agrega, hará del Parlamento su centro "para discutir y establecer relaciones con el Gobierno. Se va a exigir que el Gobierno termine sus dos años y que lo haga lo mejor que pueda. Vamos a dar quórum, vamos a discutir, vamos a imponer una agenda distinta de la que quiere el Gobierno".
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