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Jose María Merino considera que "los cuentos sirven para ordenar el caos del mundo"

El escritor gallego-leonés publica un volumen recopilatorio que incluye 50 relatos

Miguel Ángel Villena

Las cosas existen a partir del momento en que se cuentan. José María Merino "se quedó impresionado en su infancia por la importancia que se concedía en León a cómo se contaban las historias más que al propio desarrollo de los sucesos. "Las ficciones, los cuentos, sirven para ordenar el caos del mundo. He escrito cuentos para ordenar lo que pasa a mi alrededor". Satisfecho por el renacimiento que vive este género literario en España, Merino comentó durante la presentación de 50 cuentos y una fábula que "el cuento exige mas imaginación y mas generosidad que una novela".

Nacido en A Coruña en 1941, Merino pasó su niñez y su adolescencia en León y admite que esas zonas rurales de España han mantenido con más vigor que otras una tradición de narración oral que se sitúa en la raíz misma del cuento. No obstante, Merino, que ha demostrado ser también un teórico de la literatura, reconoce numerosas influencias que van desde Pío Baroja o Ramón María del Valle Inclán a Franz Kafka, pasando por latinoamericanos como Julio Cortázar o Juan Carlos Onetti.El autor incluye sus 50 cuentos y una fábula, editado por Alfaguara, dentro de la categoría fantástica peto "de la realidad cotidiana", y aclara: "La literatura española es básicamente una literatura de lo cotidiano. Pertenezco a esa tradición, pero creo que la realidad diaria produce emanaciones misteriosas". Entre sus temas preferidos Merino resaltó las metamorfosis, las historias de dobles o los fragmentos.

Poeta, cuentista y novelista, con una ya larga trayectoria que arranca de mediados de los años setenta, José María Merino confesó ayer que "el cuento necesita más imaginación que la novela, que, en muchas ocasiones, no deja de ser un cuento hinchado". En opinión de este escritor, "hay que ser generoso para dejar reducido a ocho o nueve folios algo que podría tener una extensión más larga". "En un cuento debe primar una economía de medios", agrega, "no debe sobrar nada, mientras que en una novela se agradecen incluso las bifurcaciones, los caminos laterales".

En una época en que los géneros se cruzan, se solapan y se difuminan, Merino mantiene una clara línea divisoria para definir la esencia de un cuento. "La naturaleza de un cuento reside en el movimiento, un cuento debe presentar una progresión dramática. Para que exista un cuento, con independencia del tema y de la forma, es fundamental el movimiento", explica el escritor. Además Merino defiende que todo buen cuento debería presentar algo arquetípico, "capaz de sostener un eco en el recuerdo de quien lo lea".

Pese a considerarse un ávido lector de cuentos, José María Merino declaró ayer que el gusto por lo fantástico lo encontró en algunos escritores latinoamericanos como los ya citados Córtazar u Onetti o Jorge Luis Borges o Adolfo Bioy Casares. "De los latinoamericanos me atrajo siempre la falta de prejuicios con la que se acercan a la literatura y su capacidad para integrar cosas diversas".

Merino agradeció a los editores su renovada apuesta por los cuentos, que incluye libros de Gonzalo Suárez, Manuel Vicent o Juan García Hortelano, entre otros, y mostró su interés por jóvenes que cultivan el género como Juan Bonilla, Eloy Tizón o Pedro Zarralúqui.

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