¿Atan cabos?

Hace unos días llegó a casa un escrito comercial ofreciendo un programa informático muy especializado para arquitectos,' que es mi profesión. Me llegan muchos escritos, pero éste tenía una característica curiosa, y es que venía dirigido a nombre de mi mujer, que, en principio, nada tiene que ver con esa profesión, ni con ninguna próxima a ella.Hace un par de años, aquejado por una enfermedad, me di de baja en mi actividad profesional, dándome de nuevo de alta un año después, momento en el que, por un error mecánico, pegué una etiqueta de mi mujer en lugar de la mía en el impreso de alta en el Impuesto de Actividades Empresariales (IAE). Esto produjo que el primer recibo que me remitieron viniera con mis datos, incluida la profesión, pero a nombre de mi mujer. Deshicimos pronto el entuerto y todo quedó normalizado, quedándose la relación de mi mujer con mi profesión reducida a un pequeño lapsus temporal.

Ahora he recibido la propaganda que menciono más arriba.

¿Atan ustedes cabos? Pues nosotros también. Por lo pronto, hemos pedido a la empresa emisora de la propaganda los datos sobre el origen de su fichero informático. A ver si nos enteramos de algo.-