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Rusia reconstruirá un centro nuclear en Libia e invertirá 1,5 billones de pesetas

Rusia ayudará a reconstruir un centro de investigaciones nucleares en Libia, pero asegura que, con ello, no violará ni el espíritu ni la letra de las sanciones impuestas por la ONU en 1992 contra el régimen de Muammar el Gaddafi. Los contactos bilaterales mantenidos esta semana en Moscú han conducido a un acuerdo sobre inversiones en diversos campos de la economía libia por más de 10.000 millones de dólares (1,5 billones de pesetas).

El caso Lockerbie sigue pesando como una losa sobre el desarrollo económico libio. El atentado contra un avión de la compañía norteamericana Pan Am -que estalló en 1988 sobre ese pueblo de Escocia y causó la muerte de 270 personas- concluyó poniendo al régimen de Gaddafi en la lista negra de los Estados terroristas y con la imposición de duras sanciones por la ONU. 'Rusia asegura que cumplió esas sanciones a rajatabla, incluso por encima de lo imprescindible. El Gobierno estima que, como consecuencia de ello, se han perdido unos 7.000 millones de dólares, sin contar las ganancias que dejó de obtener. De los 6.000 soviéticos que trabajaban allí se pasó a 200 en cinco años.

Por el contrario, dicen las autoridades rusas, diversos países occidentales y asiáticos continuaron en el mercado libio, sobre todo en el terreno del petróleo y el del gas. Y no sólo italianos, ingleses o españoles, sino también norteamericanos, que supuestamente se saltaron la prohibición de su Gobierno a través de compañías de terceros países.Yeltsin ha puesto a Serguéi Shoigu, ministro para las Situaciones de Emergencia, al frente del equipo negociador, que hace unos días discutió en Moscú con una delegación libia sobre las perspectivas de cooperación. Según Shoigu, Rusia no está dispuesta a "perder más posiciones en un mercado como el libio" en el que estuvieron "muy bien situados durante 40 años". Eso sí, sin violar las sanciones.

Guennadi Tarasov, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, afirma que, en lo que se refiere a la ayuda técnica para la reconstrucción y mantenimiento del centro de investigación nuclear de Tajura, no tiene por qué haber ningún problema, ya que Libia suscribió un acuerdo con el Organismo Internacional para la: Energía Atómica (OIEA) que sitúa al reactor bajo su control y que vigila que su uso sea sólo civil.

El negocio es tan importante que el propio presidente Borís Yeltsin no ha dudado en echar una mano política y asegurar que las sanciones de la ONU dificultan la cooperación económica con Libia, un país que "condenó el terrorismo y ha emprendido el camino para cumplir con las exigencias de la comunidad internacional".

Según el ministro Shoigu, durante la reciente visita a Moscú del ministro libio de Energía, Abdulá Salem, se decidió crear una compañía conjunta de inversiones y un banco ruso-libio, y se sentaron las bases para la colaboración en otros proyectos, como la ampliación de una central termoeléctrica, un gasoducto, una estación espacial, un ferrocarril y el metro de Libia. El clima es tan favorable que se llegó también a un acuerdo de principio para que Trípoli pague los 2.500 millones de dólares que debe a Rusia,, aunque de forma condicionada al calendario de estabilización de su economía.

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Falta ahora por ver la reacción norteamericana, irritada ya con Rusia por la construcción de una central nuclear en Irán (otro Estado al que EE UU considera terrorista) y por la participación de Gazprom, la principal empresa energética rusa, en otro proyecto en Irán, en colaboración con la francesa Total y la malaisia Petronás.

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