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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Malentendidos estéticos

En la historia de la danza teatral española del siglo XX El amor brujo de Pastora Imperio en el Lara, aparece como uno de sus primeros hitos tan indemostrable como poderoso en el tiempo; y cuando se dice indemostrable se quiere decir de lo mitológico hacia lo desconocido, sin restarle importancia o condición a sus restos arqueológicos, a su huella y a su larga sombra sobre hechos posteriores.El gran pecado de esta fallida producción del Festival de Otoño está sobre todo en la equivocadísima dirección por donde ha apuntado, donde se nota bastante falta de rigor desde lo estilístico y musicológico hasta lo estético. La labor del coreógrafo está aquí entre el anonimato y lo inexistente, cayendo más de una vez en el desvarío formal (basten dos ejemplos: la convocatoria a la Danza delfín del día o la presencia absurda y de talante escolar de El fuego fatuo).

El amor brujo

El amor brujo gitanería en un acto y dos cuadros. Música: Manuel de Falla (versión 1915). Dirección y coreografía: Ricardo Franco. Diseño: Néstor de la Torre. Iluminación: Freddy Gerlache. Dirección musical: Gregorio Gutiérrez. Festival de Otoño. Teatro Lara. Madrid, 24 de octubre.

¿Cuál es el problema para reconstruir obras del pasado? Sobre todo, que hay que contar con todos los elementos posibles o resignarse a hacer una representación en libertad. Aquí los despropósitos aparecen en el propio programa de mano, con una serie de falsos presupuestos que también contribuyen a convertir en falso el resultado.

Beatriz Martín cumple en su papel accesorio y Esperanza Fernández, frecuentemente perdida y sola en escena, tiene altibajos que desdibujan su Candelas. Lo mejor con diferencia son las luces de Guerlache; el vestuario débil y sin profundizar en la época y la pintura de telones una flagrante traición al color, espíritu y pincelada de ese gran colorista que fue Néstor de la Torre, calificado ya por la prensa norteamericana en el mismo 1915, como el "Leon Bakst de España". Los decorados de este Amor brujo fueron la primera inspiración directa de Néstor en Bakst y son el resultado directo del viaje a París de 1912 donde pudo ver el estreno de La siesta del fauno en el teatro Chateletet.En el Teatro Lara de Madrid vimos dos pobres telones que quiere remedar esa influencia del ruso en el canario, con muy escaso éxito y mala factura. La interpretación orquestal del LIM (Laboratorio de Interpretación Musical) es discreta, aceptable y quizá lo único que justifica el desmesurado precio de 6.000 pesetas por butaca en un espectáculo coproducido por un festival público.

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