Un plan de empleo para Madrid
La propuesta de un plan de empleo para Madrid se enmarca tanto en las altas cifras de desempleo que padece nuestra Comunidad como en la evolución que éste ha tenido en Madrid en los últimos dos años, y que ha significado, de manera concreta, la creación de 19.900 nuevos y netos empleos, lo que supone un 1,1% en términos homogéneos, según la muestra actualizada de la Encuesta de Población Activa, y viene a confirmar, una vez más, el hecho de que, a pesar de la etapa de crecimiento económico a la que estamos asistiendo, ésta no es suficiente para que se reduzcan en una cuantía importante las actuales cifras de desempleo. Es decir, el crecimiento económico aparece como una cuestión necesaria, pero no suficiente. Es conveniente subrayar también que Madrid no ha recuperado todavía el empleo destruido en la última crisis, lo que no hace sino confirmar la incapacidad de la economía para crear empleo en momentos de crecimiento y su efecto devastador en momentos de recesión.Un plan de empleo para Madrid que, desde la propuesta y el debate, contribuya a combatir también esa especie de fatalismo inercial que corre el riesgo de quedarse instalado y que lleva a asumir, con excesiva quietud, un número tan alto de desempleados.
Un plan de empleo para Madrid que combata además una idea peligrosa en sí misma y que viene a trasladar al conjunto de la sociedad, tal y como está haciendo en estos momentos el Gobierno del PP, tanto a nivel del Estado como en la comunidad autónoma, que los indicadores macroeconómicos, y nada más, son el único termómetro que mide el bienestar social de un país.
Este mensaje además, repetido una y otra vez de manera machacona, desprecia los indicadores de empleo entre otros de contenido social, mecanismo éste más real para conocer el estado de salud de un país.
Esto significa abordar el problema del desempleo con decisión y firmeza, además de con nuevas iniciativas y propuestas, moviendo todos los recursos disponibles, tanto económicos como intelectuales, y, cómo no, incorporando esa frescura que se transmite con los cambios políticos habidos en la Unión Europea.
Para CC OO, una propuesta de empleo en Madrid necesita de la incorporación de iniciativas, quizá a simple vista novedosas para una comunidad autónoma, que requieren sin duda de un ambicioso programa público de creación de empleo y de una necesaria implicación de las corporaciones locales. Así, junto a favorecer en Madrid el debate en torno al reparto del tiempo de trabajo o a la desaparición de las horas extraordinarias de carácter habitual, se incorporan también propuestas en relación con el sector privado y con los compromisos que éste ha de asumir en materia de empleo. Madrid, con ese objetivo, ha de reorientar su política económica y de empleo, que permite romper la tendencia de desindustrialización regional, recuperando el equilibrio sectorial junto a la promoción de nuevas y distintas políticas de empleo.
Así, la creación de empleo público directo aparece no sólo como posible, sino como necesaria, teniendo en cuenta además que los niveles de empleo público se están reduciendo. De otra parte estará la promoción y desarrollo de nuevos yacimientos de empleo que van desde los servicios sociales asistenciales hasta los medioambientales, prácticamente 20 sectores, que exigirán apoyo económico concreto e individualizado, con criterios plurianuales desde la óptica presupuestaria y con una determinada implicación, además, de la Administración local. Junto a ello propondremos incentivar el contrato de relevo y sustitución, fomentando la prejubilación. Igualmente plantearíamos la sustitución de las licencias con trabajadores del desempleo.
Las actuales órdenes sobre proyectos generadores de empleo y nuevas iniciativas hay, por su ineficacia, que reorientarlas, planteando su modificación, vinculándolas de manera más precisa a la creación concreta de empleo dirigida a colectivos con especiales dificultades: jóvenes, parados dé larga duración y minusválidos, incorporando además la formación necesaria. El plan debe proponer también medidas de apoyo a los autónomos y a la economía social, medidas que no han de ser en ningún caso generalistas y sí, por contra, específicas y, por tanto, evaluables. En relación con el Servicio de Apoyo a Empresas en Dificultades y con las nuevas localizaciones y relocalizaciones de industrias, impulsaremos modificaciones en las actuales órdenes que incorporen la negociación entre los agentes sociales como un aspecto básico, además de los correspondientes compromisos de empleo. Igualmente, en las referidas a inversión en equipamientos o a calidad industrial, hay que vincularlas al empleo de manera concreta. No se trata, por tanto, de titular las políticas, sino de dotarlas de contenidos concretos y operativos. En materia de formación, hay que crear nuevos programas impulsados desde fondos propios de la Comunidad, que incorporen acuerdos con los empresarios para desarrollar compromisos de contratación, sobre todo dirigidos a los colectivos con mayores dificultades; esto es, jóvenes y parados de larga duración. Este compromiso de contratación también tendría financiación pública.
Este conjunto de medidas y las que a continuación se describen se sostienen en la incapacidad del sector privado para generar empleo; hay en ellas, por tanto, un fortísimo sostén financiero público, sin renunciar a medidas que también faciliten la inversión privada y la generación de empleo en este ámbito. Así, es necesario que en Madrid se ponga en marcha, con los fondos necesarios, eludiendo la propaganda fácil, la Sociedad de Capital Riesgo. Igualmente hay que alejar de la retórica una política que favorezca el desarrollo de los entornos productivos y que especifique qué medios y servicios han de definir estos entornos, eliminando la dispersión orgánica y también presupuestaria.
En materia de infraestructuras, nuestra propuesta introduce una variación en los objetivos que entienda que desarrollo infraestructural no es exclusivamente el desarrollo de las infraestructuras viarias y de transporte, sino que por infraestructuras se ha de entender también la necesidad de resolver las grandes carencias que en lo productivo y Social padece Madrid. Esto significa hablar de instrumentos como el Parque Científico Tecnológico de Alcalá de Henares, poner también las bases económicas y legislativas para la promoción y desarrollo de redes de transmisión de comunicación, con los equipamientos físicos y tecnológicos que ello comporta; es decir, abordar la parte de las infraestructuras más conectadas con el papel que Madrid ha de desempeñar en el nuevo escenario internacional.
Hay que reclamar también una fuerte inversión pública en la que la vivienda no puede ser algo colateral, que contemple también inversiones destinadas a la obra pública; mantenimiento, restauración y construcción de equipamientos públicos, parques naturales o zonas protegidas, conservación de recursos naturales, eliminación o limitación de impactos medioambientales... Por tanto, Madrid, para una política activa de empleo, necesita una orientación económica distinta y un presupuesto de gasto superior al ritmo seguido por la actividad económica, que debe incluir dos criterios fundamentales: uno, un crecimiento superior al crecimiento seguido por la economía real, y dos, una distribución del gasto, primando el gasto social y el gasto de carácter económico, como el relativo a infraestructuras y empleo.
Estas iniciativas en ningún caso tratan de que se abandone la senda de mejorar la inversión y la competitividad de las empresas en Madrid; en este terreno hemos insistido una y otra vez; queda mucho por hacer y hay que seguir insistiendo, desde las administraciones públicas, en la potenciación y desarrollo de las infraestructuras y del apoyo a la economía productiva, que deben crear el marco adecuado para el desarrollo de empresas con alto valor añadido, para las que estas medidas pueden ser, sin duda, vitales.
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