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ENTREGA DE LOS PREMIOS PRÍNCIPE DE ASTURIAS

Gassman proclama "el instinto humano" del actor

El intérprete italiano afirma que "el teatro siempre renace de sus cenizas"

Bromista, enamorado de la vida y con un inequívoco talante europeo, Vittorio Gassman se convirtió ayer en el primer artista no español ni latinoamericano que recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Satisecho por la buena acogida que el público de Roma está prestando a su último espectáculo, Alma y cuerpo, uno de los grandes monstruos del cine, pero también de los escenarios, comentó ayer en Oviedo: "Ser actor es más un instinto humano que una profesión". En opinión de Gassman, "el teatro es un enfermo crónico que siempre renace de sus cenizas".

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Vittorio Gassman (Génova, 1922) se mostró ayer sinceramente contento de recibir un premio en España, un país que conoce a fondo, no sólo por sus frecuentes viajes, sino por su admiración por poetas como Alberti o Machado, por actores como Francisco Rabal o por cineastas como Luis García Berlanga o Carlos Saura. A sus 75 años, no pierde el optimismo, a pesar de las depresiones de los últimos tiempos, y no renuncia a vicios como encender un cigarrillo en medio de la conferencia de prensa. Con 450 películas y más de 150 montajes teatrales a sus espaldas, Gassman considera que "en el teatro el actor aparece como el depositarlo de la parte misteriosa de una obra, mientras en el cine todo está mucho más en manos del talento del director".De cualquier modo, la palabra figura en el centro de las pasiones de este genial intérprete. "Siempre he respetado mucho la palabra, que es uno de los objetos, una de las herramientas más preciosas con las que contamos. Sirve para la comunicación y también para la incomunicación, para entenderse o no", comenta con esa voz grave que evoca su presencia sobre las tablas.

Definición

Como definición de su oficio, el intérprete italiano recurre a una frase de Eugene lonesco: "El instinto histriónico pertenece a todas las personas, todos los hombres juegan, con excepción de algunos actores".Tras confesar que acude a las salas de cine sólo en raras ocasiones -"ahora no me interesa demasiado y tampoco dispongo de mucho tiempo"-, Gassman se declara esperanzado por el futuro del cine italiano, en particular, y del europeo, en general. "El cine italiano", afirma, "se recupera después de 15 años de una grave crisis y en la actualidad cuenta con grandes directores y con magníficos actores". Tiene absolutamente claro que sería "estúpido" que el cine europeo intentara competir en medios con las grandes producciones de Estados Unidos y defiende un "sentido del humor, reflejos y espíritu europeos". Aunque ha trabajado en muchos filmes para la industria de Hollywood, Gassman reconoce que siempre ha sentido "nostalgia de Europa" durante sus estancias al otro lado del Atlántico.

Si bien algunos interpretaron que la obra teatral que ahora representa en Italia iba a ser su despedida de la escena, el actor da la impresión de tener cuerda para rato. Habla con un indudable alivio de la superación de sus profundas y recientes depresiones y subraya con total seriedad: "En Italia todos me creen fuerte, pero en realidad soy tan frágil como una virgen. La depresión es un mal terrible que sólo pueden comprender aquellos que la han sufrido. Nunca sabes de dónde procede una depresión, incluso a veces llega en momentos que crees felices. Pero luego acabas por perder el interés por todo, por tu familia, por el trabajo, por la gente que quieres... Es verdaderamente terrible". Entre sonrisas, Vittorio Gassman cambia de tema. Este mediterráneo hasta la médula no quiere ni siquiera recordar el mal trago.

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