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Clinton espera la liberación de dos disidentes antes de recibir a Jiang

Un par de gestos chinos garantizarían el éxito de la inminente visita de Jiang Zemin a EE UU, según la Casa Blanca. Si Pekín libera a los dos disidentes más conocidos en el mundo y hace creíble su anunciada decisión de no vender material nuclear a Irán, Bill Clinton se compromete a que, como desean las dos partes, la visita sea triunfal. Clinton necesita esos gestos para apaciguar a los numerosos grupos que esperan al presidente chino con los cuchillos afilados.

Jiang Zemin comenzará el domingo una gira de una semana por siete ciudades norteamericanas. El momento estelar será la cumbre con Clinton del martes 28. Es la primera visita de un presidente chino a EE UU en 12 años y se produce tras un largo periodo de hostilidad, el que comenzó con la represión militar de las manifestaciones de la plaza de Tiananmen, en 1989.

El encuentro de los líderes del imperio vencedor de la guerra fría y la potencia emergente en Asia es un acontecimiento de gran trascendencia geopolítica. EE UU ve a China como el único país con talla suficiente, como para desafiar su hegemonía mundial, pero también como un gran mercado potencial para sus productos. Ante esta mezcla de temor y codicia, Clinton ha terminado apostando por lo que llama "una política que lleve a China a asumir sus responsabilidades de gran potencia en el mantenimiento del, orden mundial".

Relación comercial amistosa

Jiang Zemin está por la labor. El presidente chino piensa desplegar sus mejores talentos de seductor. Jiang demostrará que habla un buen inglés, canturrea Love me tender y recita de memoria el discurso de Gettysburg de Abraham Lincoln. En una entrevista a Time ha afirmado que Washington y Pekín tienen ahora "una oportunidad favorable" para "construir una relación amistosa".Washington recordó a Pekín el pasado lunes que la liberación de los disidentes Wei Jingsheng y Wang Dan, antes de la cumbre serviría para "romper el hielo". Los chinos, sugiriendo que Wei y Wang podrían quedar en libertad "por razones de salud" no rechazaron esa posibilidad.

En relación al segundo gesto solicitado por los anfitriones, Pekín dio el martes un paso adelante al confirmar que ha decidido "congelar" su cooperación nuclear con Irán. Aunque Washington insiste en un compromiso más formal, ambas partes confían en que Clinton pueda levantar la prohibición de venta de material nuclear a China.

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Los dos países firmaron en 1985 un acuerdo de cooperación nuclear para fines pacíficos que nunca ha sido aplicado por el temor norteamericano a que los chinos ayuden a países como Irán y Pakistán. El fin de la prohibición supondría para las empresas de EE UU unas ventas potenciales de 45.000 millones de dólares en reactores nucleares y uranio enriquecido.

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