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Una retrospectiva de Rusiñol rescata 40 pinturas escondidas

Cuarenta obras de Santiago Rusiñol propiedad de coleccionistas privados constituyen la principal atracción de la exposición antológica dedicada al pintor y escritor catalán que hoy se inaugura en el Museo de Arte Moderno de Barcelona. La exhibición consta de 62 óleos y abarca toda la trayectoria del pintor, aunque más detenidamente la de sus años en París, los menos conocidos, dejando para los inicios y su etapa tardía como pintor de jardines sólo dos salas testimoniales. Según las comisarias de la exposición, Cristina Mendoza y Mercè Doñate, directora y conservadora, respectivamente, del museo, esta época es la más interesante del Rusiñol pintor.Gran parte de las obras de este periodo se encontraban en manos de coleccionistas privados y sólo eran conocidas por los especialistas. De los 40 óleos de esta procedencia que se exhiben, 15 no se habían vuelto a exponer públicamente desde su adquisición, a principios de siglo, y el resto no se había mostrado desde los años cuarenta.

Santiago Rusiñol (1861-1931) era el heredero de una pudiente familia de empresarios textiles y fue educado por su abuelo para ser el continuador de la empresa familiar. Parecía que éste era su destino; así, comenzó a trabajar en la fábrica, se casó, tuvo una hija y mantuvo la. . pintura como una afición paralela. En sus primeras exposiciones se advierte la influencia del paisajismo catalán de la época, de la pintura al aire libre de la Escuela de Olot y de un naturalismo tradicional al uso.

Vida bohemia

Poco después de la muerte de su abuelo, a finales de 1889, abandona a su mujer y su hija y se traslada a vivir a París, en Montmartre, acompañado de su inseperable amigo Ramon Casas, con el que formaría el tándem principal del modernismo catalán. "En esta época Casas y Rusiñol casi se confunden", reconoce Mendoza. "El primero estaba mejor dotado como pintor, pero Rusiñol tenía más envergadura intelectual". En opinión de las comisarías, el denominador común de las obras de esta época es que casi siempre rebosan tristeza, melancolía y soledad.Es una época en la que Rusiñol, ya morfinómano,. alterna sus estancias en París y en Sitges, donde creará una especie de templó del modernismo en su casa del Cau Ferrat. El Rusiñol posterior a 1900, el autor de teatro, coleccionista y pintor de jardines, es ya, a juicio de las comisarias, otro artista más convencional y extravertido, aunque, eso sí, mantendrá su influencia en el ambiente cultural catalán y español durante varias décadas. De esta última etapa se exhiben algunas muestras de sus famosos jardines y paisajes mallorquines.

La exposición, abierta hasta el 11 de enero, se ha realizado en colaboración con la Fundación Mapfre Vida de Madrid, en cuya sede se exhibirá entre finales de enero y finales de marzo de 1998.

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