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Una historia ilustrada recopila 100 años del libro de texto español

El camarada, obra para la enseñanza de la lectura fue un volumen dirigido a las escuelas, publicado en 1928 por la editorial Dalmau Carles Pla, que competía duramente por aquel entonces con Calleja y Hernando. Doce ejemplares de El camarada ascendían a 17, pesetas; y la edición en dos cartillas podía adquirirse por la módica suma de 9,5 pesetas la docena. Las cartillas, el catón para aprender a leer, silabarios y libros de lectura -Juanito, el tesoro de las escuelas, dirigido a los niños y que se ha mantenido en el mercado hasta 1956; o Flora, para las niñas- llegaban a las escuelas ylos hogares que se podían permitir dar instrucción a sus hijos.El viejo libro escolar, que se remonta al Renacimiento, ha sido recogido en 650 páginas con 400 ilustraciones por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, en el volumen Historia ilustrada del libro escolar en España, desde el antiguo régimen a la Segunda República.

Dirigida por Agustín Escolano, catedrático de Historia de la Educación en la Universidad de Valladolid, la obra ha sido editada en 3.000 ejemplares (11.300 pesetas). Se trata de un trabajo de investigación en el que han participado durante cinco años 15 universidades y 22 profesores y catedráticos. Está en proyecto un segundo tomo que irá desde la posguerra hasta la última reforma (LOGSE), implantada desde 1990.

"Aquel antiguo manual de frágil hechura y banal erudición", como indica Agustín Escolano, contenía dosis sustanciosas de ideología y de doctrina fuera cual fuera la materia que abordara el texto.Ya podía ser de aritmética, geografía, urbanidad para ellos y ellas, guías del artesano, catecismos o enciclopedias, que la ideología dominante recorría líneas e ilustraciones sin el menor disimulo. Eso sí, las buenas costumbres tenían sus volúmenes específicos, con ejemplos morales, de higiene y de educación cristiana. De aquí, las niñas bien sacaban nutridas fórmulas de buena conducta: cómo saludar a los pobres en qué manera había que tratar sus superiores. Y recibían recomendaciones: santiguarse al salir de casa, saludar por la calle, ceder el paso a las personas le respeto y tomar el camino recto, sin pararse a jugar con nadie en la calle.

Las niñas mal aparecían en las viñetas cometiendo toda clase de incorrecciones: salen de casa sin estar del todo vestidas, andan tiesas y presumidas, llaman la atención por su caminar extravagante y se emboban ante cualquier escaparate o distracción caIlejera. A su vez, los niños no se salvaban del yugo de las normas. Tenían que dejarse impregnar por el contenido de las páginas de Las obligaciones del hombre, un texto de Juan de Escóiquiz 1762-1820), preceptor de Fernando VII), corregido por siete teólogos, presididos por un ministro del Tribunal de la Rota.

Es la primera vez que se publica un estudio de estas dimensiones sobre la historia del libro escolar, instrumento apreciado como uno de los pocos objetos que ha sido universalmente utilizado por toda la sociedad. Para algunos de los autores de esta historia han sido necesarios 25 años de recolección de estos textos, arrinconados y olvidados en los viejos anaqueles de las bibliotecas.

20.000 títulos

El proyecto Manuales Escolares (MANES) de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), que tiene un programa de doctorado sobre esta materia, está permitiendo catalogar todas las colecciones de libros de escuela aparecidas desde el siglo XIX. Colaboran en el mismo varias universidades españolas, dos europeas y cinco latinoamericanas. Serán 20.000 los títulos recopilados, un fondo enorme de una literatura olvidada, espejo de la sociedad que los ha producido.

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