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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Mediar en Colombia

¿HAY SOLUCIÓN para la gravísima crisis colombiana? Resulta casi desesperante recorrer todo el cúmulo de problemas que la componen. El narcotráfico contamina la vida política del país. El presidente figuira en la lista de indeseables de Washington por su presunta complicidad con los carteles del tráfico de drogas. La crisis económica parece ya endémica, siempre marcada por la inestabilidad política. Y la guerrillaes dueña y señora de al menos un 40% del territorio nacional. Las elecciones locales, legislativas y presidenciales, que se celebrarán desde este mes a mayo próximo, pueden acabar siendo torpedeadas masivamente por la guerilla. Todo el proceso político del país está cuestionado.Ante esa situación, el presidente Samper tenía un plan de negociación con el principal movimiento guerrillero, las FARC, para lo cual se iniciaron contactos en septiembre. Esta semana, un hombre del presidente y jefe de la comisión de conciliación para la paz, Augusto Ramírez Ocampo, dijo en público lo que ya se daba por descontado en privado; que habría que recurrir a una mediación internacional. El diario bogotano El Tiempo aseguró que se había hecho un sondeo a Felipe González sobre su participación.

La situación es hoy escasamente propicia. Las FARC respondieron a Ocampo excluyendo cualquier negociación con Samper y postergando toda posibilidad de ello para el mandato de su sucesor. El pasado jueves atentaban, esta vez sin éxito, contra el jefe de las Fuerzas Armadas, general Manuel J. Bonett. Y aunque en ocasiones anteriores la táctica de la guerrilla ha sido la de golpear mientras no se negaba a contactos secretos o al menos discretos, ahora parece que los dirigentes de las principales fuerzas guerrilleras consideran poco razonable establecer negociaciones con un presidente acosado por tantos frentes y problemas. La matanza del viernes así parece demostrarlo.

Samper necesita desesperadamente iniciar ese diálogo para facilitar la elección de su íntimo colaborador, el también liberal Horacio Serpa, garantía de que como ex presidente conserve cierto peso e influencia en la vida política del país. Esto no ocurriría si vencen encarnizados enemigos suyos como son el conservador Andrés Pastrana o el liberal disidente Alfonso Valdivieso, que son hoy los principales candidatos a la presidencia.

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Todo indica que no hay vías de pacificación en Colombia que sean encauzables hoy por los dirigentes de las partes enfrentadas. No hay solución estrictamente interna, y el propio Samper, o quien le suceda, deberá recurrir al apoyo de alguna instancia internacional que ofrezca a ambos interlocutores la garantía de que la negociación no es sólo una añagaza de la otra parte.

Cuanto antes consigan todas las partes ponerse de acuerdo sobre un posible mediador no colombiano, antes retornará al menos la esperanza de que la tragedía colombiana tenga fin.

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