Rusia endurece su posición para ingresar en la Organización Mundial de Comercio
La renovada confianza de Rusia en su futuro económico, basada en el pronóstico favorable de crecimiento dado por el FMI, en su ingreso este año en el grupo de países más industrializados del mundo -el G-7, convertido en G-8- ysu reciente admisión en el Club de París, ha tenido como consecuencia el endurecimiento de la posición del Kremlin en las negociaciones con la Organización Mundial de Comercio (OMC). Además, Rusia acusa a Occidente de abrir "una guerra comercial" contra sus productos textiles y siderúrgicos.
Ese endurecimiento de postura es lo que se desprende de las declaraciones hechas por Anatoli Chubáis, el primer vicejefe del Gobierno y ministro de Hacienda, en vísperas de su viaje a Hong Kong, donde asiste como jefe de la delegación rusa a la reunión del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial." No permitiremos que nos empujen a la fuerza a la OMC", señaló el viceprimer ministro en un reunión celebrada a puerta cerrada este mes para discutir las perspectivas de ingreso en la OMC. "Las futuras negociaciones con Occidente hay que realizarlas sólo teniendo en cuenta nuestros intereses nacionales", subrayó Chubáis, según informes, filtrados en los medios de comunicación rusos.
Rusia quería ingresar en la OMC -fundada en 1994 y de la cual hoy forman parte un total de 129 países- el año próximo a más tardar, pero ahora esto ha dejado de ser un objetivo primordial para los reformistas rusos.
El Kremlin está insatisfecho con el estado del comercio con Occidente, especialmente con "la guerra comercial" contra Rusia que, según afirman, sostienen los países europeos en lo que se refiere a los productos textiles y el acero.
En las relaciones comerciales con Estados Unidos también hay una serie de problemas, como el hecho de que Rusia es considerado un país que no tiene una economía de mercado -lo que hace que las medidas antidumping sean mucho más severas para los productos rusos-, de que todavía está vigente la enmienda Jackson-Vanik y que continúan las restricciones de exportación de superordenadores.
Estos problemas quedarían solucionados con la entrada de Rusia en la OMC, pero el Gobierno de Moscú parece dispuesto a no apresurarse y tratar de resolver estos asuntos en negociaciones bilaterales, como las que actualmente están en curso en el marco de la Comisión Ruso -Estadounidense para la Cooperación Económica y Tecnológica, más conocida como Comisión Chernomirdin-Gore, por el nombre de sus copresidentes, el primer ministro ruso y el vicepresidente estadounidense.
Acceso a nuevos mercados
Para Rusia, según los expertos, las relaciones con la OMC son mucho más importantes que las que Moscú tiene con el Fondo Monetario Internacional o incluso el Club de París, en el que fue aceptado la semana pasada.
El interés del Kremlin por entrar en la OMC, en teoría, es garantizarse el acceso a los mercados occidentales, pero el problema es que difícilmente Rusia puede competir con sus productos en esos mercados. Menos del 10% de las exportaciones rusas hoy corresponden a productos manufacturados; el resto son materias primas -ante todo, gas, petróleo, metales y madera-, que los extranjeros compran en cualquier caso.
Mientras tanto, Rusia deberá pagar un alto precio por ingresar en la OMC: abrir su mercado a los bancos, fondos de inversión y empresas de transporte extranjeras (el mercado ruso de productos hace tiempo que ya está dominado por las firmas extranjeras), lo que, en opinión de numerosos observadores, puede llevar a la quiebra de numerosos bancos, fondos y empresas de transporte rusos.
La solución, según Mijaíl Fradkov, ministro de Relaciones Económicas Exteriores y de Comercio, es hacer depender el ingreso de Rusia en la OMC de la inversión extranjera en la industria transformadora y no en la extractiva, como ocurre hoy. Así Rusia, piensa Fradkov, podrá competir en los mercados extranjeros con, los productos fabricados gracias a esas inversiones.
Chubáis -que acaba de obtener el premio al mejor ministro de Hacienda del año, que concede la prestigiosa revista financiera Euromoney- apoya la idea de Mijaíl Fradkov, y de ahí que haya anunciado el endurecimiento de la posición del Kremlin en las negociaciones con la Organización Mundial de Comercio.
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