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El decano de Periodismo revela que no avaló los cursos millonarios sobre aceite

La Consejería de Economía concedió a la Asociación Pro Cultura del Olivo Mediterráneo, de Teruel, presidida por la profesora universitaria Petra María Secanella, 163 millones para unos cursos de periodismo y catas de aceite de oliva porque el proyecto venía avalado por el sello del Instituto de Comunicaciones Avanzadas (IUCCAA), de la Facultad de Ciencias de la Información, según justificaron ayer los dirigentes regionales.Sin embargo, el decano de esta facultad, Javier Fernández del Moral, se desmarcó ayer de la operación. "Esta facultad no ha tenido ninguna relación directa con este tema. Si Secanella ha utilizado el sello de la institución sin autorización, la asesoría jurídica de esta casa tendrá que tomar cartas en el asunto", declaró Del Moral. El decano calificó a Secanella como "una mujer con capacidad para poner en marcha cosas", pero aclaró: "A lo mejor no es la persona más adecuada para temas de gestión".

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Secanella admitió ayer que se valió del prestigio del Instituto de. Comunicaciones Avanzadas, para lograr la subvención . "Eso será irregular si se demuestra que es malo. Académicamente existe una absoluta libertad para que cada uno haga lo que quiera", señaló.

Así pues, Secanella, presidenta de la asociación turolense adjudicataria de los 163 millones de subvención regional, se apoyó en una institución universitaria de la que, además, ella misma es directora ejecutiva.

Los 35 cursos impartidos por la asociación acabaron hace un año, pero el Gobierno regional se ha negado a pagar los 163 millones prometidos al encontrar irregularidades en las facturas y recibir una orden judicial para bloquear la subvención. El auto del Juzgado de Instrucción número 40 de Madrid tiene su origen en la denuncia presentada por dos ex socias de Secanella que aseguran que se falsearon documentos de la asociación para conseguir fraudulentamente la millonaria ayuda.

'Chupitos' de aceite

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Uno de estos alumnos, José Javier Andrés, explicó ayer que lo que aprendieron durante los cursos fue muy poco. "Ni yo ni otros muchos con los que mantuve el contacto tras los cursos hemos encontrado trabajo. Aquello funcionó mal desde el principio porque no llegaba el dinero. Nos captaban para el curso de catas de aceite y estábamos tres semanas comiendo calamares, jamón, anchoas y productos de muchas regiones acompañados de chupitos de aceite de cinco zonas distintas. Entre chupito y chupito nos teníamos que comer trozos de manzana para eliminar el sabor del aceite. Todo fue bastante surrealista y kafkiano". Una versión muy distinta a la que aportan los dirigentes regionales, quienes aseguran que los inspectores del Instituto de Formación de la Comunidad que visitaron los cursos comprobaron su bondad.Según los datos de la Comunidad, en los cursos se matricularon 585 personas, todas licenciadas y en paro. Blázquez asegura que el programa, aunque abierto a todos, estaba dedicado a gente del sur. Las clases se impartieron en Getafe y Alcorcón. La mayoría de los alumnos provenían de la Universidad Complutense de Madrid.

El consejero de Economía recordó que los cursos estaban dedicados exclusivamente a periodistas. "Que luego se hayan impartido tres cursos, entre 35, dedicados al olivo o a la cata, sólo significa que existe un tipo de periodismo especializado en gastronomía", dijo. Sin embargo, la empresa que consiguió los 163 millones tenía un fin social muy claro: la promoción del aceite de oliva mediterráneo.

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