Las ciudades históricas españolas reclaman ayudas económicas
Los expertos piden un modelo que aúne turismo y conservación
Las ciudades españolas consideradas por la Unesco patrimonio de la humanidad no abandonarán esta organización internacional, reunida estos días en Évora (Portugal), pero han lanzado una llamada de atención para dinamizar las actividades y objetivos del grupo creado en 1991 y formado por 132 ciudades de 58 países. Las ciudades españolas reclaman ayuda económica de gobiernos, instituciones financieras y organismos privados, entre ellos la industria turística, para preservar sus patrimonios culturales y artísticos.
Pedro Antonio Fernández, teniente de alcalde de Santiago de Compostela, una de las ciudades que mejor ha combinado el desarrollo turístico con la conservación del patrimonio, sostiene que el grupo español pretende "dinamizar los trabajos de esta organización con, el fin prioritario de que sensibilice y exija a los gobiernos e instituciones de todo tipo una mayor participación en la rehabilitación y conservación de estos legados". El responsable municipal considera urgente y necesario que "las industrias, turísticas se impliquen directamente en la conservación de estos centros históricos que, evidentemente, son una de sus mayores fuentes de beneficios".
Según el Instituto Getty para la Conservación, "más de 600 millones de turistas visitarán este año algún país extranjero, generando unos beneficios de 450.000 millones de dólares. Se estima que en 15 años el turismo de placer producirá 1,5 billones de dólares, lo que sumado al turismo de negocios estimado para ese mismo plazo alcanzaría unos ingresos totales que rondarán los tres billones de dólares".
Modelo
Miguel Angel Troitiño, catedrático de Geografía Humana por la Universidad Complutense de Madrid y considerado uno de los principales especialistas en el estudio de estos centros, explica que "las ciudades históricas carecen de estrategias explícitas para desarrollar y gestionar el turismo" ante lo cual recomienda que "sean superadas las obsesiones por la exclusiva atracción de visitantes y se trabaje coordinadamente en la gestión y el diseño del modelo de turismo que se quiere".
Una muestra de los riesgos y amenazas del turismo mal gestionado lo constituyen, a su juicio, ciudades como Venecia, Amsterdam o Salzburgo, que han alcanzado unos altísimos índices de saturación de visitantes. "El turista", explica Troitiño, "genera riqueza y empleo, pero su actividad no es inofensiva y puede provocar efectos muy negativos si no existe una gestión y un desarrollo controlados, tales como el aumento de los precios de viviendas y productos de consumo para sus residentes habituales".
Troitiño propone que las ciudades coordinen sus estrategias con la industria turística, los gobiernos centrales y las instituciones privadas para alcanzar "un desarrollo controlado y sostenible de estos centros históricos a la vez que se trabaja en la conservación de sus patrimonios". Troitiño considera que Santiago de Compostela, ciudad que se ha propuesto como sede de la próxima asamblea de la organización en 1999, constituye "uno de los mejores ejemplos de esta estrategia concertada, mientras Toledo es el prototipo de todo lo contrario".
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