Un estallido histórico

En Citroën querían descansar los sábados por la tarde, reducir la jornada semanal de 48 a 44 horas. La empresa no lo aceptó, un sábado por turno de tarde hizo huelga y cinco sindicalistas fueron directamente expulsados de la factoría, mientras que a otros 13 se les entregó la carta de despido. Las dos semanas siguientes fueron de agitación y huelgas, un estallido histórico del movimiento obrero gallego. Memoria viva ha titulado CC OO el programa organizado por cumplirse el 25º aniversario de aquel episodio que sirvió para afirmar el sindicalismo de clase en las industrias viguesas y orientar un frente de lucha contra el franquismo.En los medios laborales gallegos, el ambiente ya estaba caldeado desde meses antes. El campo de batalla eran los convenios colectivos en las empresas. El 10 de marzo, Daniel Niebla y Amador Rey, dos trabajadores de la Bazán, habían muerto en Ferrol por disparos de la policía. No fueron disparos de intimidación, hubo numerosos heridos de bala. La policía tuvo que replegarse, los obreros tomaron la ciudad, entonces del Caudillo, y la Armada fue puesta en alerta máxima. La fecha ha quedado grabada como Día da Clase Obreira Galega.

CC OO ya había empezado en la anterior década a introducirse en el sindicato vertical. Los panfletos sindicales de la exposición montada ahora -con fotografías, recortes de prensa, documentos judiciales, carteles, maquetas y otros efectos de la época- reclaman un salario mínimo de 500 pesetas, gritan contra los impuestos abusivos, la carestía de vida, el negocio de la educación, para acabar en algunos casos con un revolucionario "¡Viva la democracia!".

En Citroën querían descansar el sábado por la tarde. Expulsaron de la fábrica a cinco sindicalistas que lo pedían y accionaron así el más explosivo motor de arranque de la factoría. Los trabajadores pararon la fábrica el lunes siguiente, día 11, se echaron a la calle y arrastraron tras si a 10.000 personas en manifestación espontánea que la Policía Armada, los grises, disolvió al uso, con porrazos y detenciones.

Un acto espontáneo

"Fue un acto espontáneo del movimiento obrero", afirma Jovito Rivas, delegado de UGT en la factoría automovilística, que vivió aquellos episodios. "La inmensa mayoría de la gente no teníamos ideología, éramos movimiento obrero desorganizado. Eso sí, las movilizaciones fueron dirigidas desde el primer momento por CC OO y el PCE". Las huelgas, de hasta 30.000 trabajadores, duraron dos semanas, y las detenciones de sindicalistas, hasta fin de año.

Comisiones Obreras había convocado el mismo lunes a una huelga general de 48 horas para el viernes y sábado siguientes. Pero faltaba paciencia para esperar: los astilleros, el puerto, los talleres, los transportes, se fueron sumando a la huelga; la ciudad era tomada esporádicamente por los obreros, que repetían a diario manifestaciones, saltos y escaramuzas con la policía, para acabar, muchos, detenidos y despedidos "porque te encerraban 72 horas, y al no acudir al trabajo...".

La amenaza de despido llegó a extenderse sobre 5.000 trabajadores, aunque al final se quedaron en 318. La policía buscaba sindicalistas, más de cien fueron detenidos, y de éstos, la mitad encarcelados y procesados "por propaganda ilegal, asociación ilícita y desórdenes públicos".

"El proceso fue complejo y el conflicto dejó secuelas", señala Manel Fernández, secretario comarcal de CC OO. "Había amplios sectores sindicales que se decantaban claramente por las posiciones de la patronal, como correspondía a aquel sistema dé jurados de empresa y enlaces sindicales, y fue un conflicto muy duro. A muchos los dejaron en el paro sin ningún tipo de pruebas contra ellos, a otros los torturaron, comenzaron a circular las listas negras...

La Brigada Político-Social era la que interrogaba y custodiaba a los detenidos. "Uno te escupía en la cara, otro te pisaba la mano cuando hacías flexiones... No sé si vale la pena recordarlo", dice José Iglesias, Pepiño, actual presidente del comité de empresa de Hijos de J. Barreras.

Los objetivos últimos eran "conquistar las libertades democráticas y sindicales, mejorar las condiciones de vida y trabajo y conseguir una sociedad inspirada en la solidaridad", proclama ahora CC OO. Algo se ha conseguido en estos 25 años, sin duda. En Citroën, por ejemplo, la jornada semanal es hoy de 40 horas, de lunes a viernes.

Antonio Gutiérrez, secretario general de CC OO, no quiso faltar a los actos inaugurales del programa organizado por su sindicato para conmemorar "25 años de impulso democrático, social y nacional", pero la jornada inaugural, el jueves 11, no fue demasiado complaciente con Gutiérrez.

El líder de Comúsiones iba a pronunciar una charla-coloquio en el Club Financiero sobre la situación económica, industrial y social de España, organizada por la propia dirección del club, con más de 300 socios. Sólo comparecieron al acto media docena, y tampoco dejaron pasar a otra docena de personas interesadas en la conferencia "porque es un club privado". Gutiérrez, visiblemente contrariado, silenció, no obstante, su malestar y aceptó la alternativa que le brindaron de visitar las instalaciones del club, modernas, ostentosas, de difícil sintonía, ciertamente, con el motivo sindical de la efeméride.