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Duyos & Paniagua revientan las tendencias en la Pasarela Cibeles

Nacho Ruiz da una lección con nuevos y originales tejidos

El día empezó lento y sobre lo tranquilo (Berhanyer, Patoch), y de pronto, a media tarde, desperezó al personal una estupenda banda sonora y una ropa transgresora, llena de humor y bien hecha: eran los debutantes Duyos & Paniagua rompiendo la tendencia desde la óptica más urbana. La velada continuó con Nacho Ruiz, como siempre, en su seriedad y madurez de factura, y la cerró otro espíritu inquieto y provocador: el valenciano Montesinos.

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La pasarela madrileña necesita de vez en cuando más de estas dosis de buena locura y savia nueva, como es el caso del dúo Duyos & Paniagua, que empezaron por vestir a medio público con unas camisetas donde se leía STOP MODELS, una proposición no de ley y alegato abierto al sistema de funcionamiento de las / los modelos.Vitales, contestatarios, elocuentes en su sentido del humor, este tándem que no es nuevo en el oficio hizo desfilar a las profesionales -más de una con cara larga- con chicos y chicas normales. El resultado, una pasarela ardiente, viva, donde la desinhibición mezclaba rayas con flores y estampados étnicos, el fresa con el verde, el azul con el naranja. Actuales a toda costa, herederos del acid, ironizaban en una imaginaria apoteosis de la nueva maruja con el macarrilla del 2000. El color sin miedo, el neopop resucitado, la energía de las bermudas que resistirán la prueba de los más sonados after-hours. Y el público en pie -todos queriendo tener hoy 20 años-, pues la ropa está bien cosida y presentada, lo que es muy importante. Ellos dominan su trabajo, y la prueba es que cuando quieren ser serenos, lo son: las faldas negras de punto, los polos de los chicos. ¿Acaso hay algo de Jamaica y Cabo Verde, de Madagascar o de Santo Domingo en la inspiración? Puede ser, pues el ritmo interior de las prendas de todo esto lleva un poco. Nacho Ruiz, por su parte, se arriesgó lo suyo con una lírica entre lo tribal y lo posnuclear, abordando un año 2000 misterioso.

El blanco, las texturas de los nuevos tejidos a base de lino crudo, plumas de gallo, seda salvaje deshilada y otros hallazgos, donde, esas superficies nada lisas y los volantes en pico llegan a un acuerdo secreto con la piel. Es una ropa agresiva pero hermosa, con futuro en sí misma.

El desfile de Montesinos -que fue presenciado por una Ana Botella, vestida de blanco inmaculado con hombreras y botonadura dorada- estuvo dedicado a García Lorca, con apartados para sus obras maestras. El resultado, irregular, tanto en la costura como en el enfoque del verano, tuvo momentos de embrujo con los trajes blancos de los chicos, las estolas artesanas, las enaguas con puntillas de algodón y un bellísimo calzado.

Las conclusiones de la Pasarela Cibeles pasan por las transparencias, los largos mixtos (de la minifalda al tobillero para la fiesta), los nuevos tejidos tecnológicos (téncel, licras mezcladas), los trajes masculinizantes con pantalones y chaquetas muy articuladas, el color negro, el blanco en sus gamas hasta el arena y la explosión colorista en las mezclas más insólitas.

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