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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Taladradora ruidosa

No sé si al señor alcalde, al presidente de la Comunidad o al ministro de Fomento, quien sea, esas protuberancias cartilaginosas que a los mortales nos adornan ambos lados de la cabeza y suelen llamarse orejas, les valen para algo más que medir la simetría de sus peinados.A mí, además, me valen para oir. Porque dentro hay una especie de trompetilla, los entendidos la llaman tímpano, que recoge y transmite los sonidos al cerebro.

Pues bien, a ellos no les afecta. Están demasiado ocupados oyendo el sonido interno de su propio ombligo, pero a mí sí. Es la una de la madrugada, vivo cerca del parque de Pirala, al lado del puente de Ventas, y hasta ahora esto era un remanso de paz. Se dormía a gusto, incluso con el ruido de fondo dé la M-30.

Pero ya no. Una taladradora (debe de ser muy grande) nos martillea los oídos día y noche. Ahora la estoy oyendo: ¡tlac!, ¡tlac!, ¡tlac! Incluso me imagino la cara del operario, con su cigarrito en la boca y pensando: "Mientras yo trabajo, aquí no duerme ni Dios".

El señor Gallardón decía hace poco que los madrileños debíamos sentirnos orgullosos de las obras. No, señor Gallardón, yo no me siento orgulloso, y menos de cómo se están haciendo: todas a la vez, con nocturnidad y molestando a todo el mundo.

Seguramente, y lo dudo, en 1999 la ciudad estará muy bien. Si llego hasta ese año sin haber emigrado en busca del silencio, yo no les votaré. Porque recordaré las noches en vela que he tenido que pasar por sus actos fáraónicos. Por su manía de retratarse cortando la cintita de una inauguración estúpida-

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