Terrorismo suicida
¿A QUIÉN beneficia el nuevo y cruento atentado de ayer en una céntrica zona peatonal de Jerusalén? Desde luego no a Yasir Arafat, que una vez más se encuentra con el territorio palestino cerrado por Israel. Las tres bombas que tres terroristas suicidas hicieron estallar en el centro peatonal de Jerusalén vuelven a frenar cualquier perspectiva negociadora justamente cuando, paso a paso y tras las tensiones de agosto, se estaba saliendo del atolladero generado por un atentado similar cometido en julio.Las bombas han sido reivindicadas por el movimiento Hamás, aunque por ahora se desconoce la verdadera autoría. Hamás había lanzado en agosto un ultimátum a Israel para la liberación de sus militantes en prisiones israelíes, y ayer el movimiento islamista radical amenazó con nuevos atentados a partir del próximo 14 de septiembre, tras lo que calificó de un nuevo periodo de gracia de aquí a entonces.
Este último atentado demuestra que Arafat es incapaz de prevenir este tipo de terrorismo. Ahora bien, las decisiones de los últimos meses del Gobierno de Netanyahu han torpedeado claramente el proceso de paz y humillado a Arafat, tendencia que se agrava con las medidas, reiteradas ayer, de detenciones masivas que Netanyahu reclama de Arafat en los territorios palestinos. Los bloqueos periódicos de los territorios palestinos vienen a recordar a sus habitantes que viven en una gran cárcel. Si a ello se suma la caída de los ingresos en los territorios palestinos -que Hamás aprovecha para repartir víveres y ayuda-, queda patente la deslegitimación de Arafat de la mano de Israel, cuando el Gobierno de Netanyahu debería hacer lo contrario en interés de su propio país.
La desautorización de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) no fomenta una mayor seguridad en la zona. Todo lo contrario., En agosto, tanto el rey Hussein de Jordania como el mediador estadounidense Dennis Ross consideraron que algunas de las medidas que pedía Israel no sólo no eran útiles, sino que podían resultar contraproducentes.
El ligero acercamiento que se estaba consiguiendo en los últimos días, favorecido por la perspectiva del primer viaje a la zona de la secretaria de Estado de EE UU, Madeleine Albright, es la víctima política de este último atentado. Estados Unidos debe seguir impulsando la recuperación del proceso que se inició en Oslo en 1991. Al parecer, Albright estaba preparando una iniciativa par a reactivar una negociación que no puede sacrificar el principio de paz por territorios en el altar exclusivo de la seguridad. Pero hay que convenir que la paz sólo puede avanzar en un entorno de seguridad, y en este sentido Clinton pidió a la Autoridad Palestina que tome medidas.
Resultan inteligentes y loables los esfuerzos del enviado especial de la UE en la zona, Miguel Ángel Moratinos. La UE, a través de un experto, con ayuda también de la CIA -junto a otras ideas que se barajan, como la constitución de un Comité Permanente de Seguridad-, puede aportar nuevos impulsos a la lucha contra el terrorismo con medidas policiales conjuntas. Ambas partes tienen mucho que perder si esos "enemigos de la paz", como los calificó ayer el premio Nobel Elie Wiesel, siguen imponiendo su terrible terrorismo.
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