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El Papa rinde homenaje a impulsor francés del antiabortismo radical

Juan Pablo II beatifica a un fundador del catolicismo social

Enric González

El papa Juan Pablo II cumplió ayer con el acto más polémico de su visita a Francia. El pontífice acudió, de forma privada y rodeado de policías para impedir que la prensa captara imágenes, a rezar ante la tumba de su antiguo amigo Jeróme Lejeune. El doctor Lejeune, especialista en genética, fue un feroz enemigo del aborto y fundó en los años 70 la asociación antiabortista Dejadlos Vivir.

Los grupos franceses que lanzan operaciones violentas contra las clínicas donde se realizan interrupciones del embarazo consideran que Lejeune es su guía espiritual, y ayer mismo varios centenares de jóvenes católicos se manifestaron frente a una clínica de las afueras de París a la misma hora, las 4 de la tarde, en que el Papa se recogía en el cementerio de la pequeña localidad de Chalo-Saint-Mars (sudeste de París).El portavoz de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), el obispo Jean-Michel di Falco, rechazó comentar el homenaje papal al doctor Lejeune pero insistió en que no necesariamente implicaba una toma de posición a favor de la violencia contra el aborto. "El único que podría hacer un comentario es el propio Papa", dijo Di Falco. El Partido Socialista y otras formaciones de la izquierda, así como organizaciones feministas, lamentaron la iniciativa de Juan Pablo II.

Por la mañana, el Papa había oficiado la misa de beatificación de Frédéric Ozanam, uno de los fundadores de las Conferencias San Vicente de Paul, fallecido en 1853. Ozanam, universitario especializado en la obra de Dante, fue uno de los fundadores del catolicismo social en Francia y constituye una figura de consenso religioso y político. Su trabajo en favor de los más pobres le acercó en algunos sentidos a los movimientos revolucionarios de la época, aunque Ozanam siempre consideró que la caridad cristiana, y no el marxismo, era la vía hacia una sociedad más justa. "Libertad, igualdad y fraternidad son mensajes del Evangelio", afirmaba el ahora beatificado seglar.

La misa de beatificación, iniciada poco después de las 8,30 de la mañana en la catedral de Nótre-Dame, fue aprovechada por Juan Pablo IIpara lanzar un mensaje en favor de la justicia social. "Ninguna sociedad puede aceptar la miseria como una fatalidad sin menoscabo de su honor", afirmó el Papa en su homilía. "Invito a los laicos, y particularmente a los jóvenes, a hacer prueba de coraje e imaginación para trabajar en la construcción de sociedades más fraternales", añadió.

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