La venzanza del hermano menor

Hay películas que cuentan con tanta habilidad anécdotas insustanciales que consiguen convertirlas en historias con un gran atractivo, pero también existen películas que narran historias de un gran interés que no logran encontrar la forma dramática apropiada de expresión y, a pesar de ello, no acaban de perder la gran fuerza que siempre han tenido en su interior.La producción norteamericana El secreto de los Abbott pertenece a esta segunda categoría por narrar una historia que encierra una gran intensidad, pero más por culpa del guionista Ken Hixon que del director Pat O'Connor no han sabido darle la forma dramática adecuada y se les deshace bastante al relatarla, pero sigue conservando un cierto atractivo, que quizá esté en el relato original de Sue Miller en que se basa.

Apuesta cruzada

Ambientada a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, narra el enfrentamiento entre dos familias, una poderosa y rica, a la que pertenecen tres atractivas hermanas, y la otra pobre y sin importancia, integrada por una madre viuda y sus dos hijos, debido a un malentendido ocurrido en el pasado, una apuesta cruzada entre los padres en su juventud, de la que cada uno ha sacado sus propias consecuencias.Narrada desde el punto de vista del menos atractivo hermano mayor, subrayado por la constante presencia de su voz de fondo que da un tono frío, neutro y demasiado distante a la película, se centra en la descripción de la peculiar venganza contra los Abbott llevada a cabo por su irresistible hermano menor, cómo seduce una tras otra a las tres atractivas hermanas para luego irlas abandonando.

El fallo de El secreto de los Abbott reside en que este personaje, el hermano mayor, ve la historia con una excesiva distancia, además carece de brillo y tiene una frialdad natural que llega a impregnar toda la película. Lo que aparece subrayado por la plana interpretación de Billy Crudup y la excesiva lentitud y ciertos fallos de ritmo de Pat O'Connor.

Sin embargo, El secreto de los Abbott, como casi todas las películas que encierran en su interior una compleja historia familiar que los miembros de una generación tratan de desentramar en la anterior, unido al de las complejas relaciones entre hermanos y hermanas, tiene un particular atractivo, en gran parte dado en la fascinación que poseen las hijas de los Abbott, en especial las encarnadas por Liv Tyler y Jennifer Connelly, que realizan un buen trabajo interpretativo.

Séptima película del realizador irlandés Pat O'Connor, es la mejor de las que realiza en Estados Unidos y en alguna medida remite a Un mes en el campo (1987), la más interesante de sus películas inglesas, pero no consigue dominar por completo la fascinante historia que tiene entre manos para convertirla en una película de la misma o mayor altura.