Holbrooke tan sólo obtiene en Belgrado la promesa de que Karadzic seguirá en la sombra
Tras los primeros éxitos de su nueva mediación en los Balcanes, el artífice de la paz de Dayton, el diplomático estadounidense Richard Holbrooke, se estrelló ayer en Belgrado con la cerrazón de los serbios a servir en bandeja la cabeza del señor de la guerra serbobosnio, Radovan Karadzic, al Tribunal de La Haya. El presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, y el actual hombre fuerte de la República Serbobosnia (RS), Momcilo Krajisnik, prefirieron no sentar un peligroso precedente y se limitaron a ofrecer al enviado especial del presidente norteamericano, Bill Clinton, la promesa de que Karadzic permanecerá en la sombra y no volverá a interferir en el proceso de paz.
Karadzic, inculpado por el Tribunal Internacional que juzga en La Haya los crímenes de guerra cometidos en la antigua Yugoslavia, regresará así al ostracismo político al que ya fue condenado en julio del año pasado. Krajisnik, como representante serbio en la presidencia colegiada de Bosnia-Herzegovina, fue quien presentó a Holbrooke el "compromiso unilateral" de apartarle definitivamente de la vida pública. Karadzic violó su condena de silencio en repetidas ocasiones, y ha promovido la desestabilización política de su sucesora en el cargo, la actual presidenta de la RS, Biljana Plavsic. Pero la gota que colmó el vaso de la paciencia de Washington llegó con sus recientes declaraciones al diario alemán Süddeutsche Zeitung, en las que semaniféstaba dispuesto a ser juzgado en la RS bajo la supervisión del Tribunal de La Haya.Estados Unidos y la comunidad internacional deberán observar ahora de cerca el cumplimiento del trato ofrecido por Krajisnik. Pero Holbrooke también advirtió ayer que la postura de EE UU no ha variado: "Los criminales de guerra tienen que comparecer ante la justicia".
Según el relato que el emisario norteamericano hizo a los periodistas de sus más de ocho horas de negociaciones en Belgrado, interrumpidas la noche del viernes y reanudadas en la mañana de ayer, tanto Milosevic como Krajisnik reconocieron que Karadzic había cometido "flagrantes violaciones" del acuerdo del año pasado por el que quedaba apartado de la vida pública. Y a cambio de la "promesa unilateral" de los dirigentes serbios no hubo contrapartidas. "Recibimos, pero no aceptamos, el mensaje de Krajisnik, en tanto en cuanto representa un esfuerzo para avanzar en la dirección de los acuerdos de Dayton", precisó Holbrooke. "Sin embargo", admitió con pragmatismo," siempre será mejor que [Karadzic] siga estando callado, a que pueda continuar hablando en las actuales circunstancias [de dificultades para el proceso de paz]".
Impulso a Dayton
En la otra cara de la moneda, el enviado especial de Clinton tuvo la satisfacción de hacer pública la invitación del presidente yugoslavo para que los miembros de la presidencia colegiada bosnia -incluidos los representantes musulmán, Alia Izetbegovic, y croata, Kresimir Zubak- se reúnan con él en Belgrado. Al mismo tiempo, Holbrooke destacó que el serbobosnio Krajisnik había aceptado un acuerdo para que los nuevos billetes y monedas de Bosnia no contengan símbolos reiligiosos.Milosevic también se comprometió ayer en Belgrado a incrementar su participación en el proceso de desarrollo de los acuerdos de Dayton. Fuentes diplomáticas occidentales en la capital yugoslava revelaron que Holbrooke llegó a amenazar a Milosevic con la reimposición de las sanciones internacionales a Belgrado si no respaldaba plenamente el proceso de paz y seguía amparando las maniobras políticas de Karadzic. En medio de la crisis económica de su país, el presidente yugoslavo tiene que afrontar además la situación derivada por la presencia de cerca de 600.000 refugiados serbios procedentes de Bosnia y Croacia, muchos de los cuales siguen reverenciando a Karadzic como caudillo étnico.
Por otro lado, el alto representante internacional para Bosnia, el español Carlos Westendorp, recomendó ayer levantar la suspensión de los contactos con los embajadores bosnios tras el acuerdo alcanzado por Holbrooke para crear una red diplomática única. Francia, Alemania e Italia fueron los primeros países en normalizar sus relaciones con las legaciones de Sarajevo.
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