Los psiquiatras, alarmados por el ingreso de enfermos mentales penitenciarios en hospitales
Los médicos denuncian violencia y tráfico de drogas con delincuentes "no imputables"
Los psiquiatras hospitalarios están seriamente preocupados. En los hospitales públicos se interna, en el último año, a partir de la implantación del nuevo Código Penal, a pacientes que han matado, violado o cometido otros delitos. Algunos son francamente violentos y trasladan al hospital el ambiente carcelario con extorsiones, amenazas y hasta tráfico de drogas. Son los psiquiátricos penitenciarios, personas que han cometido delitos, pero a quienes los tribunales han declarado "no imputables" por su situación mental. "El follón que nos están causando es terrible", afirma el psiquiatra Manuel Desviat.
El nuevo Código Penal exime de responsabilidad a quienes al cometer un delito no comprendan su ilicitud o padezcan una alteración psíquica. Y, a diferencia del anterior, establece que el internamiento será de igual duración a la pena, y en los mismos centros para enfermos sin peligrosidad. "Es una medida con la que estoy totalmente de acuerdo", dice Manuel Desviat, director del Instituto Psiquiátrico José Germain, antiguo manicomio madrileño de Leganés. "El problema es que se ha modificado el Código sin crear los instrumentos alternativos, y eso esta originando un tremendo follón"."Con el nuevo Código se produce un trasvase de funcionamiento desde el sistema psiquiátrico penal al público, que ha luchado años por puertas abiertas, y ahí se produce la contradicción. ¿Qué pasa con los pacientes crónicos? ¿Qué pasa con el que le han caído 10 años y a los 10 años y un día está en libertad?, a ése no le podemos dar el alta, pero la responsabilidad es nuestra", dice Alfredo Calcedo, jefe de Psiquiatría del Gregorio Marañón de Madrid.
Resto de los pacientes
En estos momentos, únicamente los condenados con sentencia firme van a psiquiátricos penitenciarios, reducidos a dos, tras los cierres efectuados: Foncalent (Alicante) y Sevilla 2. La mayoría de los absueltos, por eximente completa o trastorno mental transitorio, van a hospitales. "Con lo cual, como lo único que hay con recursos de 24 horas son las unidades psiquiátricas de los hospitales, pues allí los meten. Y son sujetos con largos historiales, a veces asesinos o violadores, que no pueden estar en la calle, pero tampoco convivir con pacientes a los que crean nuevos problemas", mantiene Enrique García Bernardo, coordinador de la Unidad de Hospitalización Preventiva de Psiquiatría del hospital Doce de Octubre de Madrid.A estos "no imputables" hay que sumar los excarcelados. En 1996 había en las cárceles 391 presos psiquiátricos. De ellos, 105 fueron excarcelados el año pasado, tras haber cumplido la pena. Muchos de ellos han pasado a hospitales o ambulatorios para su tratamiento. Sólo en Madrid hay en estos momentos alrededor de veinte enfermos mentales penitenciarios en estas condiciones.
La confusa situación está provocando, según los médicos consultados, enormes distorsiones. "Tener un asesino metido en el hospital significa que toda la comunicación salta por los aires. Pero es que además ingresa sine die y yo no tengo la posibilidad de darle el alta, cosa que tiene que hacer el juez con mis informes. Así que tengo al paciente metido en un pasillo, a veces durante años, sin poder dejarle, ni siquiera, que se dé una vuelta por la calle", dice García Bernardo.
Fernando Cañas de Paz, jefe de Psiquiatría del Complejo Hospitalario Psiquiátrico Cantoblanco, de Madrid, incide en lo complicado de la situación: "Este tipo de pacientes son muy delicados y conflictivos. A veces llevan años de entrenamiento carcelario, porque son preventivos, y cuando llegan a un hospital repiten el esquema de la prisión. Pero es que, además, cuando a una persona se le ha hecho un diagnóstico de enfermedad mental ya no es responsable, haga lo que haga, y eso tiene un efecto perverso porque da a la gente una especie de cheque en blanco. Cañas relata el caso de uno de estos, pacientes que les creaba conflictos permanentemente, y al plantearle que no podía seguir así, amenazó a una enfermera diciéndole con total frialdad: "Yo ya sé que de aquí tardaré. mucho en salir, pero si mato a otra persona nadie me va a hacer nada porque como estoy loco y no soy responsable..."
Los enfermos habituales son, según los facultativos, los primeros en sufrir las consecuencias de esta falta de adaptación. "Hay robos continuos y los pacientes empiezan a quejarse: me han quitado el reloj, el tabaco, el dinero". También sufren coacciones.
Y hay otra cuestión que destacan todos los consultados: el efecto que en los pacientes puede causar el ver a policías armados delante de algunas puertas. Ni con eso evitan otra herencia carcelaria. Un psiquiátrico madrileño se encontró recientemente con que uno de estos pacientes les había organizado una red de tráfico de drogas dentro del hospital. Los médicos comunicaron al juez que, al primer problema de drogas con enfermos, le harían responsable de la estancia de aquel paciente en el hospital. Fue trasladado rápidamente.
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