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Crítica:FESTIVAL DE PERALADA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Suave, que es verano

El rapto del serralo, de Mozart, estrenado en Peralada se desarrolló plácido, tranquilo, con suaves impresiones agradables, sonrisas -no risas- satisfechas y sin sustos ni sobresaltos. Mario Gas, el director de escena, renunció a apoderarse de la obra, y en esta ocasión optó prudentemente por dejar que la pieza mozartiana se impusiera por sus propios medios.La escenografía, firmada por el pintor Guillermo Pérez Villalta, era de una factura muy hermosa y su único inconveniente fueron unos referentes dalinianos y gaudinianos que no venían en absoluto al caso.

El principal problema escénico que se buscaron Gas y su solventísimo realizador escénico, José Antonio Gutiérrez, fue desdoblar cada personaje en dos intérpretes: un cantante que interpretaba en alemán las partes cantadas y un actor que interpretaba en catalán las partes dialogadas de ese mismo personaje.

El rapto del serrallo

De Mozart. Cor Lieder Càmera.Orquesta del Festival (Orquestra de Cadaqués). Dirección musical, Gennady Rozhdestvensky. Dirección escénica, Mario Gas. Realización escénica, José Antonio Gutiérrez. Escenografía y vestuario, Guillermo Pérez Villalta. Producción del Festival Castell de Peralada. Auditori Jardins del Castell. Peralada, 1 de agosto.

El juego de la sustitución de intérpretes era arriesgado y difícil, pero funcionó. En algunos casos, como en la serenata de Peret-Pedrillo, funcionó magistralmente, en la mayoría muy bien, y sólo en contadas ocasiones chirrió un poco.

Musicalmente también se pasó una noche tranquila, Roberto Saccá fue un Belmonte plausible que podría haber estado más pulido de estilo. Milagros Poblador se destapó con una Blondchen muy capaz . Emilio Sánchez quedó algo desdibujado pero suficiente como Pedrillo. Makarina tiene una hermosa voz, la utilizó, pero su partitura, es terrorífica y Makarina no brilló suficientemente. Palatchi cantó bien, con musicalidad, línea, propiedad y estilo. Al frente de la Orquestra de Cadaqués, que se portó muy bien, el director Gennady Rozhdstvensky, muy capaz, no se buscó problemas.

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