La compañía de Duato baila en el Conde Duque
El bailarín Toni Fabre reaparece en el ballet 'Duende', de Nacho Duato
La Compañía Nacional de Danza que dirige el valenciano Nacho Duato abrió ayer noche el apartado de danza dentro de la programación de los Veranos de La Villa, en el Patio Central del Cuartel del Conde Duque de Madrid, que este año ha sido dotado con un espléndido escenario de 20 metros de embocadura. A pesar del reclamo del famoso coreógrafo, las gradas laterales se quedaron vacías y la ocupación rondaba el 60%.
Entradas muy caras
En su primera presentación al aire libre en Madrid, Nacho Duato no logró llenar el aforo. El precio de localidades para ver a la CND son los más altos de todos los espectáculos de danza y ballet que se podrán ver a lo largo del mes de agosto, lo que no tiene mucha explicación tratándose de una compañía de titularidad pública.Este año, el mecano del escenario se ha montado con unas espléndidas dimensiones para la danza, con la planta techada y estructurado en cámara negra como un verdadero teatro. También la visibilidad del público se ha mejorado notablemente con una grada más elevada y butacas nuevas.
El programa escogido por Duato no corría riesgos y ordenaba tres ballets de éxito, dos creaciones propias, Duende y Por vos muero, una de sus últimas coreografías con versos de Garcilaso de la Vega y música española de los siglos XV y XVI, y Arbos, del israelita Ohad Naharin sobre música de, Arvo Pärt. En general, son coreografías íntimas que se resienten bastante del espacio abierto y de ese cierto relajo que acompaña siempre el ambiente de los festivales de verano, donde se fuma en las gradas, se caen sonoramente los vasos de cerveza y hasta se llega tarde a la butaca sin sonrojo. A pesar de ello, el público reaccionó con entusiasmo ante el alto nivel del baile.
La gran sorpresa de la noche fue el regreso ocasional a las filas de la Compañía Nacional de Danza del mejor bailarín de la plantilla, Toni Fabre, que apareció en Duende en sustitución de José Cruz. Fabre había abandonado la compañía para desarrollar su carrera independiente como solista.
Destacó la pieza de Naharin, Arbos, sin duda la mejor oferta dentro del repertorio activo y actual de la CND, y donde la artesanía sin efectismos de este dotadísimo artista responde a una honesta voluntad de interiorizar música y temática para sobre ellas urdir un tejido preciso, de detalles y nudos finísimos.
Entre los bailarines resalta la entrega y el trabajo de Antonio Calero, Thomas Klein, José Miguel Armas, Catherine Habasque, Eva López Crevillén y África Guzmán, que a pesar de no ser con toda evidencia los favoritos del director ni gozar del reiterado protagonismo de otros intérpretes, ponen toda la carne y el alma en lo que hacen.
Los Veranos de La Villa este año han seleccionado además de a la Compañía Nacional de Danza, que estará en el Conde Duque hasta el próximo día 3, a los solistas del Ballet del Gran Teatro Bolshoi de Moscú los días 5 y 6 con la Antígona de Serguei Bobrov que ya se estrenara con un rotundo éxito la pasada semana en el Teatro Romano de Mérida; el Ballet Clásico de Minsk con Carmen los días 10 y 11; el Gran Ballet de la República Argentina el día 13; el Ballet Virski Nacional de Ucrania los días 15, 16 y 17 (una prestigiosa agrupación de folclore estilizado) y el Ballet Español de Rafael Aguilar el día 26 con su Yerma. En cuanto a la danza flamenca, se podrá ver la Antología del Baile Flamenco de Juan Ramírez el día 19 y el martes 2 de septiembre dentro de la Gran Noche Flamenca, al Güito y a Sara Baras, la joven bailaora y gran revelación del flamenco femenino de los últimos tiempos.
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