Celos y ridículo
El no saber bien hasta dónde puede llegar y hasta dónde no le ha provocado al Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) algunos sobresaltos. Y no siempre con los jueces. Sin ir más lejos, la noche del miércoles 5 de febrero varios agentes de aduanas se enzarzaron en una disputa -forcejeo incluido -con guardias civiles en una playa de Tarifa (Cádiz). Unos y otros discutían sobre a quién pertenecían los detenidos y el hachís de una patera interceptada en la playa de Los Lances.Tras la fenomenal bronca, llegó el ridículo definitivo: aduaneros y guardias se repartieron el botín. La Guardia Civil se llevó dos detenidos y el SVA, cinco. El hachís, también fue repartido: siete bultos para el SVA y otros seis para los guardias. Santiago López Valdivielso, el director general de la Guardia Civil, tuvo que ir al Congreso de los Diputados a explicar los motivos de una bronca tan absurda.Antes, el 10 de junio de 1996, la junta sectorial de jueces de instrucción de Santander ya había dado otro varapalo al SVA. Acordó que, "cuando los aduaneros se ven obligados a practicar una detención, será puesta a disposición de la Policía Judicial, que asumirá la custodia, toma de declaración ..."
Expertos de Interior, que no han querido valorar la sentencia de Ourense, sí muestran su preocupación' porque otras actuaciones como las del SVA en la detención de los dos contrabandistas puedan repercutir finalmente en beneficio de los delincuentes. Luis Rubí, el director del SVA, asegura: "Cualquiera puede cuestionar la ley, pero lo que no admito es que se dude de la competencia del servicio". Y se pregunta: "¿A ver quién es más competente que nosotros? ¿A ver quién es capaz de abordar un barco cargado de droga a 1.000 millas de la costa? Somos los más competentes".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.