El Gobierno anuncia para 1999 un tipo máximo del IRPF del 50% y una tarifa de seis tramos
La reforma del impuesto sobre la renta supondrá la rebaja del tipo máximo del 56% al 50% y una reducción de la tarifa a seis tramos, desde los 10 vigentes. Se eliminarán las desgravaciones personales y familiares en la cuota y se sustituirán por deducciones en la base en concepto de "gastos vitales", como educación o manutención. Se mantendrán los incentivos a la compra de pisos y no se gravará la vivienda en propiedad. Así lo anunció el secretario e Estado de Hacienda, Juan Costa. Pero habrá que esperar al ejercicio de 1999 (declaración de la renta del año 2000).
Según Costa, la reforma beneficiará a todos los contribuyentes. El secretario de Estado avanzó ayer las líneas básicas de la reforma del impuesto sobre la renta, cuya rebaja es una de las principales promesas electorales del PP. El compromiso es reducir el tipo máximo del 56% actual al 40%. Sin embargo, ayer Costa situó el máximo admisible en el 50%. Según sus palabras, una rebaja mayor, como la prometida por el PP, no está garantizada.Costa aseguró que todas las rentas se verán beneficiadas con la reforma, ya que en todos los casos disminuirá el tipo efectivo (el porcentaje sobre la renta que realmente se paga a Hacienda). En 1996, el tipo efectivo medio fue del 15,39%; es decir, de cada 100 pesetas de ingresos, 15,39 fueron a parar a Hacienda, una vez aplicadas las deducciones.
Rentas beneficiadas
Sin embargo, sólo por el efecto de bajar el tipo máximo desde el 56% hasta el 50% habrá 100.000 declarantes del IRPF, con bases liquidables superiores a 11.790.000 pesetas, claramente beneficiados. En la actualidad, el tipo máximo del 56% se aplica a las bases liquidables superiores a esa cantidad. Estos contribuyentes suman una cuota líquida (lo que pagan a Hacienda después de aplicar las deducciones) de 786.000 millones. Esos seis puntos de rebaja en el tipo suponen una reducción de algo más del 10%, unos 80.000 millones para estos casos.Los tipos impositivos inferiores también se reducirán, aunque Costa no explicó ayer si será en la misma proporción aproximada del 10%. Sólo dijo que el número de tramos de la tarifa del impuesto se reducirá desde los 10 actuales hasta seis. Esto supone, necesariamente, agrupar las cantidades a las que se aplican los tipos, con el riesgo de beneficiar a unos en perjuicio de otros.
Para evitarlo, Costa explicó que se va a revisar el actual mínimo exento (430.000 pesetas en las declaraciones individuales y 857.000 pesetas en las conjuntas), se supone que para elevarlo. También anunció que se modificará el límite a partir del cual es obligatorio presentar la declaración de renta (1,1 millones de pesetas en la declaración individual y 1,2 millones en la conjunta y para pensionistas), de forma que las rentas más bajas no tengan que rendir cuentas a Hacienda.
Junto a estas dos modificaciones, el secretario de Estado avanzó que se va a producir un cambio radical en el sistema de deducciones y desgravaciones. La filosofía es gravar la renta real disponible, una vez eliminados los gastos necesarios para vivir. Por ejemplo, la manutención y la educación de los hijos. En cuanto a la vivienda, la intención es mantener los actuales beneficios fiscales y cumplir la promesa electoral de eliminar la imputación como ingreso del 2% del valor catastral de la vivienda en propiedad.
Estas deducciones "vitales" se aplicarán en la base del impuesto, lo que supondrá eliminar las que se descuentan de la cuota, en concreto las personales y familiares (ascendientes, hijos, gastos de enfermedad y otras). Aunque Costa tampoco lo especificó, se trataría, según los expertos que preparan la reforma, de descontar en la base del impuesto una cuantía fija en concepto, por ejemplo, de hijos y otros gastos necesarios, de manera que se beneficiaría proporcionalmente más a las rentas más bajas.
Las líneas generales están diseñadas, aunque haría falta conocer la tarifa concreta y el nuevo sistema de deducciones para evaluar su coste recaudatorio que, como se reconoce desde Hacienda, se va a producir, aunque Costa se resistió a cifrarlo. El Programa de Convergencia establece que la rebaja del IRPF sólo se llevará a cabo si se cumplen los compromisos de reducción del déficit e incluso se ha condicionado a la moderación salarial. Ayer Costa afirmó, sin embargo, que el horizonte ahora está despejado gracias al control del gasto y al aumento de los ingresos proporcionado por el crecimiento.
Reforma necesaria
La reforma anunciada ayer dista de lo que se apunta como necesario por algunos expertos fiscales. En concreto, se ha propuesto una reducción del tipo máximo hasta el 35% para equipararlo al del impuesto de sociedades y evitar la creación de empresas pantalla para pagar menos a Hacienda.También se ha propuesto que las familias en que trabaje un sólo cónyuge puedan dividir sus rentas por mitades entre ambos cónyuges. Costa dijo que se mantendrá el actual sistema de doble declaración (individual y conjunta) lo que descarta esta última posibilidad.
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