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VIOLENCIA EN EL PAÍS VASCO

Miles de vecinos de Ermua salen a la calle para exigir a ETA que libere a Miguel Ángel Blanco

Otro lazo azul. Los habitantes de Ermua, en el mismo límite con Guipúzcoa pero aún en tierras vizcaínas, volvieron a colocarse ayer el triste símbolo y las lágrimas en la cara y se manifestaron en silencio por las calles del pueblo con su rabia, su dolor y su solidaridad. La concentración para exigir la libertad del concejal del PP Miguel Angel Blanco fue convocada ayer para las 20.15 por todos sus compañeros -menos el único, concejal de HB en la corporación- en el mismo comunicado en el que expresaban su repulsa por el secuestro. Pero muchos vecinos ya se les habían adelantado. Desde que se supo que Blanco estaba en poder de ETA, cientos de ciudadanos de Ermua salieron a la calle para pedir que vuelva a casa.

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La rapidez con la que los vecinos y las autoridades de Ermua se organizaron fue sorprendente. Al poco de saberse la noticia de su desaparición la gente se olvidó de algunos festejos veraniegos que había en el pueblo y la mayoría de sus habitantes se decidió a caminar para pedir la libertad de su vecino. Encabezaron la marcha el alcalde de Ermua, el socialista Anton Totorika, y el delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar. Tras recorrer las calles de la localidad en silencio, la multitud desembocó ante el domicilio del joven concejal secuestrado, en el número 11 de la calle Iparragirre, del barrio de Santa Ana. El acto se cerró con una estruendosa salva de aplausos."Tienen que tener a alguien". Las palabras entrecortadas de un vecino del joven concejal secuestrado definían la indignación y la rabia de la localidad vizcaína de 20.000 habitantes ante la nueva acción de chantaje terrorista. Los rostros desencajados de muchos de los participantes de la manifestación lo corroboraban.

A la protesta se sumaron el secretario general del PSE-EE Ramón Jáuregui, así como Nicolás Redondo Terreros y Fernando Buesa, máximos responsables socialistas en Vizcaya y Álava, respectivamente. También acudió el consejero de Educación y Cultura del Gobierno vasco, Inaxio Oliveri (EA). Hoy a las ocho de la tarde habrá otra concentración para exigir la libertad de Blanco, al que la banda terrorista amenaza con matar si el Gobierno no reagrupa a todos los reclusos etarras en Euskadi antes de las cuatro de la tarde de mañana, sábado.

Todos los representantes políticos que estuvieron ayer en Ermua hicieron un llamamiento a la unidad de todos los partidos democráticos y de la sociedad en general ante este nuevo pulso de ETA. Villar pidió además el respaldo de las fuerzas políticas a la determinación que tome el Ministerio del Interior. "Esa es la mejor manera de ayudar en esta situación tremendamente grave", enfatizó.

El presidente del PP en Euskadi, Carlos Iturgaiz, insistía en que detrás de este nuevo acto irracional de ETA está la venganza de los terroristas tras el éxito policial que supuso la liberación del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, retenido durante 532 días en un zulo de Mondragón (Guipúzcoa). Iturgaiz pidió a "los demócratas de toda España, que se rebelen y salgan a la calle" y agregó que ETA "se vuelve a equivocar". El dirigente popular estaba en Pamplona celebrando los sanfermines cuando se enteró de que el diario Egin había llamado a la sede de su partido en Bilbao para dar la noticia. Iturgaiz, que fue el primero en llegar a la casa de los familiares de esta nueva víctima de ETA, no se quedó a la manifestación porque tuvo que regresar a Bilbao para presidir la reunión de la ejecutiva regional de su partido, convocada de forma urgente.

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El socialista Ramón Jáuregui, tras expresar el respaldo de su partido al Gobierno "en esta nueva escalada de terror y chantaje que se plantea a la democracia" y agregar su voz a la llamada de unión a los partidos democráticos, se dirigió a las fuerzas de seguridad para que "extremen su labor" para liberar a Miguel Angel Blanco. Villar, Jáuregui y el alcalde de Ermua entraron en el domicilio tras la manifestación para conversar con la familia del concejal secuestrado.

En casa de la familia Blanco, sus padres y su novia Mari Mar, con la que pensaba casarse este mismo año después de siete años y medio de relación, soportaban el dolor y recibían las visitas de las autoridades y el calor de sus vecinos. Miguel Blanco, padre del concejal secuestrado, de 58 años y albañil de profesión, se enteró de que a su hijo se lo había llevado ETA por la nube de periodistas que había en la puerta de su casa. La hermana menor de Miguel Ángel, que también se llama Mari Mar, está de viaje en Irlanda.

Entre sus tareas en la empresa Eman Consulting de Éibar, Blanco lleva la contabilidad del batzoki (sede del PNV) de Ermua. A última hora de ayer, sus compañeros de trabajo pegaban carteles con su foto en el portal del domicilio familiar con la frase "Miguel, te esperamos".

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