¿Qué puede ayudar a su hijo?

En todas las fases del desarrollo son importantes la interacción de los padres y el diálogo verbal con el niño. A continuación figuran algunos ejemplos:Primer mes. La estimulación a bajo nivel reduce el estrés y hace que el bebé esté más despierto y alerta. Básicamente el cerebro cierra el sistema cuando hay un exceso de estimulación de las fuentes en cuestión. Por ejemplo, cuando hable con un niño, filtre los ruidos que le puedan distraer como el sonido de la radio.

Del 1º al 3º mes. Los contornos claros y oscuros, como las fotografías o los objetos con muchos contrastes, favorecen el desarrollo de las redes de neuronas que codifican la visión. El cerebro también empieza a distinguir los patrones acústicos del lenguaje como la entonación, la cadencia y el tono. Hablar al niño, especialmente en tono animado, ayuda a este proceso.

Del 3º al 5º mes. El niño utiliza sobre todo la vista para recoger información sobre el mundo. Muéstrele dibujos cada vez más complejos que se correpondan con los objetos reales de su entorno; el movimiento también atrae su atención. Un dibujo a gran escala de un tenedor que se mueva en su campo de visión es más estimulante que un tenedor de verdad.

Del 6º al 7 mes. El niño empieza a darse cuenta de la relación de causa y efecto, la localización de los objetos y sus funciones. Haga demostraciones y hable sobre situaciones como, por ejemplo, cómo el hecho de girar el pomo de la puerta hace que se abra la puerta.

Del 7º al 8º mes. El cerebro hace asociaciones entre los sonidos y alguna actividad u objeto significativo. Por ejemplo, los padres pueden recalcar en una conversación que el sonido del agua corriendo en el cuarto de baño significa un baño inminente o que el sonido del timbre significa una visita.

Del 9º al 12º mes. Al aprendizaje se añade un nuevo nivel de percepción del entorno y un interés por la exploración; las habilidades sensoriales y motoras se coordinan de forma más madura. Es el momento de dejar que el niño abra un grifo o encienda una luz, bajo supervisión.

Del 13º al 18º mes. El cerebro establece asociaciones más rápidas y más complejas, especialmente si el niño que empieza a andar experimenta directamente con los objetos. Un entorno rico ayudará al niño a hacer dichas asociaciones, a comprender las consecuencias, a diferenciar los objetos y a razonar sobre ellos.