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"Sería un error abandonar la vigilancia del Teide"

El Teide ha sufrido al menos dos erupciones importantes en los últimos 2.000 años -la última de ellas, alrededor del 1700-, y su estructura, incluida en el edificio Cañadas, se encuentra en claro proceso de crecimiento y cuenta en la actualidad alrededor de 170.000 años. La fase constructiva, de la que el Teide es sólo una parte, es cíclica, con periodos de destrucción de la cámara magmática de 200.000 a 300.000 años. Estas son las principales conclusiones de una investigación Finalizada en 1996, en la que participó el grupo encabezado por Martí y coordinada por Vicente Araña, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (Madrid).El proyecto, impulsado por la Unión Europea, tenía por objeto caracterizar un conjunto de volcanes, los llamados volcanes laboratorio, a fin de "evaluar su riesgo potencial para la población". Además del Teide se investigaron el Kraftla (Islandia), el Pitón de la Furnés (islas Reunión), Furnas (Azores), Santorini (Grecia) y Etna (Sicilia).

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Martí no se sorprende de los resultados obtenidos. "Lo extraño", afirma, "hubiera sido que no se registrara actividad en el Teide en los últimos 25.000 años". El edificio Cañadas, según los mismos estudios, es una gran caldera de colapso que "se destruye en largos periodos de tiempo", durante los cuales se dan erupciones menores, "pero igualmente peligrosas".

Este experto alude a la erupción de Montaña Blanca, también en Cañadas, que 1evantó una columna vertical de entre 15 y 20 kilómetros de altura" hace unos 2.000 años, o la más reciente de Pico Viejo. "Ambas demuestran que el edificio Cañadas y el Teide en particular son zonas volcánicas activas".

Imagen aproximada

La investigación, la primera en profundidad que se realiza en la zona, según estos expertos, se basó en el estudio de la estructura tectónica para la localización de fracturas, en estratigrafía para el establecimiento de fenómenos registrados en la zona, la datación de rocas y de procesos eruptivos, mapas aeromagnéticos y gravimétricos, medidores sísmicos y composición de gases. Todo ello ha permitido disponer de una "imagen bastante aproximada del Teide" y de los precursores de una eventual erupción."No hay indicios de que el Teide o cualquiera de los otros volcanes de la zona vaya a tener una erupción", advierte Martí, "pero sería un error abandonar la vigilancia". "El Teide", concluye, "es un volcán activo localizado en una zona densamente poblada".

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