El dinero para fomentar el empleo, gran caballo de batalla de la cita de Amsterdam

Los recursos financieros para financiar las medidas de fomento del empleo se han convertido, por presión francesa, en uno de los grandes caballos de batalla de la reforma de Maastricht y de la cumbre. El último proyecto de la presidencia concreta algo más el destino posible de las "medidas incentivadoras referentes al empleo" que figuraban sólo genéricamente en el anterior borrador.Estos incentivos se destinarían a "estimular la cooperación de los Estados miembros" y a "apoyar su acción" de fomento del empleo, a través del intercambio de información y de resultados; análisis comparativos y estudios; y "fomento de enfoques innovadores y experiencias de evaluación, especialmente a través de proyectos-piloto", según el texto.

Alemania ha reiterado su oposición a dotar de nuevos recursos a la Unión. "La concesión de nuevos fondos y nuevas competencias" a Bruselas para el empleo está excluida, recordó el canciller Helmut Kohl el viernes en Poitiers. Madrid, que hacía piña con Bonn en su lucha contra los incentivos, pero por razones contrarias -teme que el dinero se acabe arrancando de los fondos estructurales, de donde recibe un porcentaje superior al que le tocaría por desempleo-, ha suavizado muy levemente su postura.

Así, la diplomacia española considera que el nuevo artículo 5º del capítulo de Empleo "no está mal, es limitado, pero hay algo de dinero". Se refería a la petición del ministro de Exteriores, Abel Matutes, en un reciente Consejo: "España desearía dinero adicional para el empleo", dijo. Pero si no ve garantizado que los nuevos fondos no serían detraídos de los actuales fondos estructurales, se alineará con Alemania. Y quizá les acompañe Londres, aunque ha flexibilizado su oposición.

Los otros dos mecanismos ya previstos y consensuados para poner en práctica la política de empleo son más livianos. Uno consiste en que toda política y medida comunitaria, en cualquier ámbito, tenga en cuenta el objetivo de crear empleo. El otro es la realización de un "informe conjunto anual", a aprobar por el Consejo Europeo, sobre el que el Consejo de ministros "podrá formular recomendaciones", por mayoría cualificada.

Madrid se opondrá a este procedimiento y reclamará que las recomendaciones se adopten por unanimidad, para conservar el derecho de veto. "No queremos que se inicie un camino, como el de Lionel Jospin en Vilvoorde [la factoría de Renault en Bélgica, cerrada por la dirección, contra lo que han protestado gobiernos y sindicatos, y que el primer ministro francés ha prometido hacer reconsiderar] porque nos parece peligroso", indicó un representante del Gobierno.