Waigel cree que ha llegado la hora de la verdad para la coalición que gobierna en Alemania
El ministro federal de Hacienda, el social-cristiano de Baviera Theo Waigel (CSU), considera que ha llegado "la hora de la verdad" para la coalición de centro-derecha, entre democristianos (CDU-CSU) y liberales (FDP), que gobierna en Bonn desde hace casi 15 años. Según Waigel, la suerte de la coalición se decide en las próximas semanas, hasta el 10 de julio, cuando el Gabinete reciba el proyecto de presupuesto para 1998. Mientras la CSU arrecia en su ofensiva contra el euro, el canciller Helmut Kohl advertía contra un aplazamiento de la union monetaria europea.
Crece la ofensiva, cada vez más abierta, procedente del Gobierno de Baviera y del mismo partido que preside Waigel, la CSU, contra la entrada en vigor de un euro debilitado y a favor, en caso necesario, de un aplazamiento de la unión monetaria europea. Contra esa eventualidad se pronunció ayer en Francfort el canciller federal, Helmut Kohl, quien de forma contundente advirtió: "El que aplaza, aplaza para siempre y tiene que ser consciente de lo que esto significa para la moneda alemana". Kohl dijo también que había empeñado su vida política en el proyecto de la unión monetaria.Alemania atraviesa una crisis financiera, con continuos agujeros fiscales de dimensiones cada día variables, que ponen en tela de Juicio la posibilidad de que la otrora locomotora de la economía europea cumpla los criterios de convergencia exigidos para pasar la prueba de selectividad de Maastricht.
Según una estimación, que circula estos días por las manos de políticos del partido liberal (FDP), el agujero para este año en el presupuesto es de 20.000 millones de marcos (1,7 billones de pesetas). Para 1998, se calculan 30.000 millones de marcos (más de 2,5 billones de pesetas) y en 1999 el socavón llegará a 40.000 millones (casi 3,4 billones de pesetas).
Fracasada la tentativa de violación del Banco Federal alemán (Bundesbank), que se negó a aceptar la revaluación de las reservas de oro y divisas, que habría supuesto un balón de oxígeno para la deuda alemana, el Gobierno, con Waigel a la cabeza, se devana los sesos en busca de una salida. Reconoce Waigel, como también lo hizo hace días el poderoso jefe del grupo parlamentario democristiano, el delfin del canciller Helmut Kohl, Wolfgang Schäuble (CDU), que no habrá subida de impuestos este año. Subir los impuestos significaría la ruptura de la coalición, porque el FDP se niega. El ilustre veterano político liberal, ex ministro federal de Economía, el conde Otto Lambsdorff, advirtió a sus amigos, según publica el semanario Focus, contra el riesgo de ceder en el tema de la subida de impuestos. Según Lambsdorff, "pasar a la oposición es un peligro de muerte, pero las subidas de impuestos son mortales". Algunos liberales (FDP) coquetean con la idea de provocar la ruptura de la coalición, que sería recompensada por el electorado. Un miembro de la presidencia del FDP, el ministro de Economía de Renania-Palatinado Rainer Brüderle, asegura que si hubiera subida de impuestos, "tendríamos que marchamos" y "en las próximas elecciones llegaríamos al l5%". Los democristianos (CDU) y sobre todo sus hermanos de Baviera (CSU) están indignados con el socio de coalición y lanzan sin cesar advertencias contra la tentación de cometer un "suicidio político". Un destacado político de la CSU comparó la postura del FDP con la de las carpas, que saltan del estanque para morir fuera del agua. El propio Waigel, al advertir que ha llegado la hora de la verdad para la coalición, añadió que él desea continuarla, a pesar de todas las disputas, "pero ninguno de los socios puede aquí practicar juegos tácticos y esto lo tiene que saber también el FDP".
Esto lo dijo Waigel durante una gira de fin de semana por su natal Baviera, donde el ministro de Hacienda trata de buscar, sobre todo, apoyo político y psicológico, que menester tiene. De las propias filas del partido que preside, la CSU, le silban a Waigel las balas por la espalda, y en primera línea de los francotiradores se encuentra su adversario político, aspirante a presidir la CSU, el presidente de Baviera, Edmund Stoiber.
No cesa Stoiber de poner en entredicho al euro y la fecha de entrada de la unión monetaria europea. No pasa un solo día sin una declaración de Stoiber.
Stoiber y los políticos bávaros tienen en septiembre de 1998 elecciones regionales, dos semanas antes de las federales, y no están dispuestos a perder la mayoría absoluta por haber contribuido al parto de una criatura, el euro, que rechazan dos tercios de los alemanes.
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