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CAMBIO POLÍTICO EN FRANCIA

Los Quince temen que pueda retrasarse la reforma del Tratado de Maastricht

Nadie cree que sea necesario, pero muchos temen que la llegada de los socialistas franceses al poder puede retrasar la reforma de Maastricht. La cita sigue siendo la cumbre de Amsterdam, el 16 y 17 de junio, pero tanto España como el Reino Unido admitieron ayer que puede haber un retraso de semanas o meses. Una de las grandes incógnitas de los socios de Francia es hasta qué punto la tendencia de Lionel Jospin a conformar una Europa social va a alterar las negociaciones en marcha. Y, sobre todo, qué coste económico puede tener eso.

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Los ministros de Asuntos Exteriores de los Quince se reunieron ayer para avanzar en las negociaciones de Maastricht. Pero el principal tema de conversación fue la sorprendente irrupción de los socialistas franceses en la escena comunitaria en un momento especialmente delicado. Nadie contaba con ellos hace cuatro semanas y ahora todo parece depender del futuro Gobierno de Lionel Jospin.Oficialmente todo son parabienes y bienvenidas. En privado, -los Quince se expresan con más cautela. La principal incógnita es quién ocupará la cartera de Asuntos Exteriores, un puesto clave en las negociaciones comunitarias. Descartado Jacques Delors, las opciones de Michel Rocard en Exteriores y Elisabeth Guigou en Asuntos Europeos provocaban emociones contrapuestas. Los dos reúnen suficiente europeismo y han seguido las negociaciones para la reforma de Maastricht. Pero ambos representan la querencia de Jospin por una Europa más social. "No hay grandes diferencias entre socialistas y conservadores en política europea", se esforzaron en explicar todos los ministros. El ministro inglés, Robin Cook, no considera necesario retrasar la cumbre, "pero estamos abiertos a ello si los franceses nos lo piden".

Pero detrás de esta continuidad late una preocupación: los socialistas franceses pueden verse tentados a dar al futuro Capítulo sobre el Empleo un contenido concreto. que vaya más allá de los brindis al sol. Londres ya ha advertido que no quiere una avalancha de legislación social. España en ningún caso admitirá que este capítulo exija una dotación presupuestaria y, sobre todo, que esos fondos tengan que salir de las actuales ayudas estructurales. "SI eso fuera así, todo saltaría por los aires", advirtieron fuentes españolas. Para Italia se abre una esperanza: que la política de convergencia francesa se relaje y el euro se retrase un año. "Nosotros ya no lo pedimos, pero si lo hacen los franceses, les apoyaremos", se ofreció ayer el italiano Lamberto Dini.

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