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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Nuestros antepasados

LAS APASIONANTES conclusiones del trabajo realizado por el equipo de científicos que ha explorado y estudiado los restos humanos de Atapuerca (Burgos) representan una novedad radical y arrojan nueva luz sobre la larga y en ocasiones penosa peripecia de nuestra especie sobre la Tierra. Ha descubierto un nuevo eslabón en la cadena de la evolución humana, bautizado como Homo antecessor.Algunos de los restos encontrados en las colinas de Atapuerca pertenecen a especímenes humanos que vivieron hace unos 800.000 años, los más antiguos encontrados en Europa. Los propios fragmentos fósiles estudiados, junto con otros de animales de la época y los numerosos objetos fabricados por ellos, han permitido reconstruir muchos de los rasgos y costumbres de esos primitivos antepasados nuestros.

Los responsables del grupo de Atapuerca, premio Príncipe de Asturias de este año, han descrito el resultado de su minucioso análisis de los restos más antiguos descubiertos. Según estos resultados, que acaban de aparecer en la prestigiosa revista Science, los primeros ejemplares del género Homo, inequívocamente emparentados con el hombre moderno y ya claramente separados de nuestros parientes primates, surgieron en África hace unos dos millones de años. Se cree que otras especies algo más evolucionadas también nacieron en África y se extendieron a otros continentes, en primer lugar a Asia. Hasta hace bien poco se pensaba que en Europa no habían aparecido miembros de una especie humana hasta hace unos 500.000 años. Primera creencia ahora refutada. Pero la conclusión a la que han llegado los científicos españoles va mas allá, y es que estamos ante una nueva especie, el Homo antecessor.

El estudio de restos más recientes de homínidos encontrados en otros lugares de Europa, incluidos algunos del propio yacimiento de Atapuerca, sugieren que el Homo antecessor se asentó en nuestro continente hace unos 800.000 años y fue el antepasado de otras especies más modernas, en particular los neandertales, que deambularon hace más de 100.000 años por Europa. Éstos desaparecieron posteriormente ante el empuje de una nueva oleada de emigrantes de África: los componentes de nuestra propia especie, el Homo sapiens, que se impusieron, en términos geológicos, tan recientemente como hace unos 25.000 años a los antiguos pobladores de Europa y de Asia. Esa nueva especie, que ha colonizado el planeta entero, es a la que nosotros pertenecemos.

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El grupo de Atapuerca ha contribuido así, de manera notable, a la reconstrucción de nuestro árbol genealógico, cubriendo parte del hueco existente desde los primeros y más antiguos homínidos, confinados en una región del Africa oriental, al hombre moderno. Sólo cabe felicitarles por su extraordinario trabajo interdisciplinario, realizado con rigor y entusiasmo, que ha merecido los parabienes de la comunidad científica internacional. Y esperar que no les falte el modesto apoyo económico e institucional necesario para proseguir sus investigaciones.

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