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WOLFGANG SAWALLISCH - MÚSICO

"Estoy harto de ópera"

Heredero de la vieja y gran escuela directorial alemana, Wolfgang Sawallisch (Múnich, 1923) es uno de los paradigmas del director de orquesta antidivo. Hombre calmado y afable, sobre el podio nunca se desmelena y su gesto preciso denota disciplina y seguridad. Después de 45 años dedicados de forma preferente al mundo de la ópera, 22 de ellos al frente del Teatro de la ópera de Múnich, la lírica se ha terminado definitivamente para él. "Desde que en 1993 dejé Múnich para hacerme cargo de la dirección de la Orquesta de Filadelfia, no he vuelto a pisar un teatro. La ópera se ha acabado para mí, estoy harto de ella", dice tajante. Hoy clausura en el Auditorio Nacional de Madrid, con la Orquesta de Filadelfia, la temporada Ibermúsica."Después de tantos años dirigiendo ópera, lo más importante ya lo había hecho: todo Mozart, todo Wagner, todo Verdi, todo Puccini... Por la ópera tuve que dejar de lado el repertorio sinfónico y perdí el contacto regular con las orquestas europeas más importantes. Ahora, desde que estoy en Filadelfia, he vuelto a recuperar todo el repertorio sinfónico y tengo tiempo para dirigir a los grandes conjuntos europeos, las filarmónicas de Berlin y Viena y las orquestas inglesas y francesas", explica.

Para Sawallisch, que se declara un músico "conservador", repertorio sinfónico significa dirigir obras compuestas entre el periodo del clasicismo. y la primera mitad del siglo XX. Pese a excluir las partituras contemporáneas, en la gira europea con la Orquesta de Filadelfia ha incluido el estreno de una obra del alemán Wolfgang Rilim, Ernster Gesang. "En Filadelfia se hacen encargos y estrenos de nuevas obras, es algo normal; durante la próxima temporada se estrenará una obra de música realizada por ordenador, pero a mí, la verdad, me cuesta mucho llamar música a algo hecho con ordenador", confiesa.

Su alejamiento del mundo de la ópera parece total, ya que Sawallisch no sólo no está dispuesto a pisar de nuevo un teatro, sino que tampoco grabará óperas. "Es una misión imposible", dice. "Y no es sólo por mi decisión de no volver al mundo de la lírica, sino porque las discográficas ya no quieren asumir los altísimos costes de una grabación operística".

La grave crisis de ventas por la que atraviesan las compañías discográficas del mundo de la música clásica ha puesto en guardia a Sawallisch, que proyecta para el año 2000 grabar discos con obras de las que apenas existan versiones en el mercado. "Creo que las compañías discográficas estudian salir de esta crisis lanzando al mercado, a partir del próximo siglo, un nuevo repertorio y yo quiero estar preparado para ello", explica. ¿Se venderá ese nuevo repertorio? "No tengo ni idea, pero mejor estar preparado que soñar con grabar una nueva versión de una sinfonía de la que en el mercado ya hay 20 versiones".

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