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EL FUTURO DE EUROPA

EE UU y la UE piden inversiones privadas para un nuevo Plan Marshall en los países del Este

Las conmemoraciones del 50' aniversario del Plan Marshall en Holanda rindieron ayer homenaje al pasado poniendo la mirada en el futuro. En los discursos del presidente norteamericano, Bill Clinton, y del primer ministro holandés, Wim Kok, latió una idea común: el espíritu del plan que ayudó a la reconstrucción de una Europa totalmente devastada tras la II Guerra Mundial debe continuar, y los destinatarios ahora son las aún débiles democracias de los países del Este. Clinton apeló a su adhesión "rápida" a la Unión Europea, y animó a los inversores privados a colaborar en la superación de un retraso económico que Wim Kok evaluó en 100.000 millones de dólares (14,5 billones de pesetas al cambio actual).

"Hemos visto que las instituciones financieras internacionales se han comprometido ya en una ayuda de 50.000 millones de dólares a los países ex comunistas, además de los 45.000 millones de inversiones privadas", declaró Clinton. "Creo que la mayor parte de lo que aún se necesita hacer es acelerar la inversión privada".Clinton apeló "a que se complete el noble viaje que se inició en la generación de Marshall sin dejar en esta ocasión a nadie rezagado", refiriéndose a los países del Este que en aquella ocasión no se vieron beneficiados por la ayuda norteamericana que fue rechazada por Stalin. El presidente estadounidense insistió en la necesidad de que Europa Occidental y Estados Unidos mantengan un apoyo concreto a su desarrollo a través de la inversión y fomentando la creación de un clima de negocios estables.

Más concreto que Clinton fue el jefe del Gobierno holandés, Wim Kok, que cifró en aproximadamente 100.000 millones de dólares los fondos necesarios para activar las economías del Este. La ayuda debería canalizarse, a juicio de Kok, a través de inversiones privadas aunque reconoció que la reorientación de fondos públicos supranacionales podrían incrementar mucho su efectividad. Kok ofreció Holanda como país anfitrión para una conferencia euroatlántica que se celebrará con preferencia en la segunda mitad de este año para discutir en términos concretos la iniciativa de infraestructura público-privada.

Kok agradeció en nombre de Europa la ayuda norteamericana, y recordó que el Plan Marshall exhortó a las naciones europeas a cooperar constituyendo el embrión de lo que luego sería la Comunidad Europea. "Además, el Plan Marshall forjó un vínculo duradero entre Europa y Estados Unidos", señaló.

Junto a los dos dirigentes, tomó la palabra Gustaaf Sedee, empleado ferroviario al que se invitó a participar como muestra de lo que el Plan Marshall significó para el pueblo holandés. Sedee ganó cuando tenía 16 años un concurso de ensayos para estudiantes sobre el Plan Marshall y con tal motivo fue invitado a la Casa Blanca.

Su discurso recordando cómo había visto trabajar a los norteamericanos en la reconstrucción del país arrancó las risas de Bill Clinton y su esposa que había llegado a Amsterdam un día antes, sobre todo cuando le pidió disculpas por una caja de cerillas que había robado en la Casa Blanca en aquella ocasión.

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Las conmemoraciones de ayer se celebraron entre La Haya y Rotterdam, esta última bombardeada en un 85% por el Ejército nazi. Su reconstrucción ha sido el máximo exponente de lo que significó el Plan Marshall para Holanda. ClInton descubrió allí una placa conmemorativa del discurso que el 5 de junio de 1947 George Marshall dirigió a los estudiantes de la Universidad de Harvard.

El entonces secretario de Estado norteamericano avanzó la idea de un proyecto para Europa financiado por EE UU que debía ayudar en la reactivación de la economía y en la recuperación social de un continente que estaba completamente en ruinas al fin de la II Guerra Mundial. Así nació el Plan Marshall, que fue ofrecido a Europa al completo, incluida la antigua URSS y los países comunistas, aunque Moscú rechazó la oferta para mantener su soberanía.

El discurso de Marshall se produjo en un momento en el que aumentaban las diferencias con el antiguo bloque socialista y que desembocó inmediatamente en la guerra fría. El plan fue aceptado por la Europa Occidental y comenzó en la primavera de 1948. Cinco años después, había insuflado 13.000 millones de dólares en la economía europea, lo que equivaldría, como el presidente Clinton señaló, a unos 88.000 millones de hoy.

. En su repaso por la historia de la reconstrucción de Europa Clinton logró arrancar las lágrimas al canciller alemán, Helmut Kohl. El presidente norteamericano evocó la infancia del alemán rememorando a "un joven adolescente que todavía recuerda los camiones americanos en el patio de la escuela dando sopa y ofreciendo manos y corazón calientes". Cuando Kohl oyó que Clinton le calificaba de símbolo de la "sustancia y el espíritu del Plan Marshall" no pudo contener la emoción.

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