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Unas vacaciones muy estudiadas

Las universidades españolas ofrecen más de 1.500 cursos de verano

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Se trata de un invento español. Son los cursos universitarios de verano. Muchos cuentan con valor académico y carácter interdisciplinar, pero tienen la ventaja de que no se hacen duros ni interminables y salen generalmente baratos. En plena relajación veraniega consiguen una amplia clientela con una rigurosa oferta. Unos acuden simplemente porque han decidido dedicar parte de sus vacaciones a ponerse al día; otros, para escuchar a destacados profesionales, hacer contactos o ganar tiempo en su carrera con aquellos cursos que luego podrán convalidar por créditos (unidad equivalente a 10 horas lectivas). Una treintena de universidades públicas y privadas han reunido para este verano un variado menú de más de 1.500 cursos.El pistoletazo de salida lo dará el 23 de junio la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). El cierre lo echará también la UIMP el 26 de septiembre. Entre ambas fechas, unas 200.000 personas pasarán, como cada año, por cientos de aulas estivales en el palacio de la Magdalena de Santander, en El Escorial, en un hotel de Marbella o en el paraje soriano de Burgo de Osma.

Los más jóvenes buscan en estos encuentros el tipo de contactos con profesionales y docentes que no suelen darse de forma tan distendida en otras partes, y mucho menos en las tradicionales aulas de las universidades. Dos de cada tres alumnos de los cursos de verano son universitarios, la mayor parte de ellos de segundo ciclo o de doctorado.

Contenido y personajes

El morbo de ver de cerca a los famosos es un acicate cada vez menor para los asistentes, que, sin embargo, aprecian mucho los cursos magistrales de eminencias cuyas clases les están casi, vedadas en otros contextos. "Los cursos atraen cada vez menos por los personajes y más por el contenido", explica Miguel Ángel Alario, director de los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid. "El perfil del asistente es variado; pero, aparte de los estudiantes universitarios, los más asiduos son los docentes y los profesionales, que buscan cursos ligados a su actividad". Alario califica estos cursos como "un fenómeno típico de la cultura española, con profesionales y académicos reunidos en un foro abierto".Una de las gracias de estas convocatorias es su diferencia con las clases normales, en las que cada cual desempeña su papel convencional: el profesor imparte la clase y los alumnos escuchan. En verano se propicia la participación, con un carácter a veces interactivo.

Otra característica, cada vez más acentuada, es la pérdida de predominio de los cursos políticos o de rabiosa y perecedera actualidad, como resalta José Luis García Delgado, rector de la UIMP, universidad que también organiza cursos todo el año. "Hay que impulsar el carácter académico de las universidades de verano. Ya no son un espacio para el mero entretenimiento. La filosofia ha cambiado: lo más importante es conseguir una oferta rigurosa de temas, contenidos y participantes", afirma García Delgado.

Además del factor académico, los responsables de los cursos dan mucha importancia a las actividades culturales complementarias, como conciertos, películas, teatro, encuentros con figuras del mundo literario y artístico, o incluso fiestas nocturnas.

Los estudiantes suelen elegir los cursos cuyo tema les interesa, pero les preocupa menos la marca de la universidad que los organiza. Los asistentes suelen quedar satisfechos con la experiencia y están dispuestos a repetir otro año, según las encuestas a los miles de alumnos que el año pasado asistieron a cursos en algunas de estas universidades, como la UIMP, en Santander, o la Complutense, en El Escorial. Prueba de ello es que reincide más del 40% de los alumnos.

También se aprecia en los últimos años una creciente presencia de mujeres. "Ha aumentado la preocupación de las mujeres por este tipo de formación. Su participación se situó el pasado año en el 54%, siete puntos más que en años anteriores", señalan los responsables de los cursos de la Complutense. Sólo un par de centros ha programado este año cursos específicos sobre las mujeres. No son los únicos que se echan en falta: la oferta escasea en física, matemáticas, filosofía o geografía.

Los cursos subsisten gracias al patrocinio y a la difusión que se les da en los medios de comunicación. La selección de contenidos se hace por dos vías: los responsables eligen a los directores (que presentan un proyecto con el contenido y los ponentes) para el 60% de los seminarios. El resto se escoge entre propuestas de particulares.

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