Un largo monólogo de mujer construye la última novela de Soledad Puértolas

Una mujer que vive entre la biblioteca y la piscina, entre su tra bajo y su refugio, registra los incidentes de su vida en noches de escritura, favorecidas por el insomnio. A la vuelta de cinco monólogos descubre que la vida nunca está hecha. Así explicó ayer Soledad Puértolas su última novela, Una vida inesperada (Anagrama). Para su editor, Jorge Herralde, "ésta es la gran novela que se esperaba de Soledad Puértolas desde el deslumbramiento que produjo El bandido doblemente armado [su primera novela, Trieste 1980].El monólogo es un recurso retórico ante el que la autora dijo haber tenido siempre prevención: "Me daba miedo la excesiva identificación que puede producirse entre el yo narrativo y el yo del escritor". A pesar de ello, la novela es un monólogo que se extiende más alla de las 300 páginas. Puértolas confesó ayer que la reescritura fue incesante. "Pero una vez que encontré el tono", añadió, "la novela pareció deslizarse".

Una vida inesperada -la autora dijo que el título surgió de la factoría familiar: "El único título de mis obras que puedo atribuirme es Burdeos"- abre un camino, según el punto de vista de quien lo ha escrito: "Cuando acabé Días del Arenal sentí que había llegado al fondo de un cierto realismo; pero ahora estoy como si se me hubieran abierto múltiples posibilidades estilísticas".