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El Ecofin bendice hoy la buena situacion de España y Portugal para alcanzar el euro

España tendrá hoy luces y sombras enel consejo de ministros europeos de Economía y Finanzas (Ecofin). Por un lado, la satisfacción de ver cómo sus socios avalan su programa de convergencia y el de Portugal, confirmando su aspiración a entrar en el euro en la primera hornada. Por otro, sufrirá en sus carnes la apertura de dos nuevos frentes de batalla en la Unión: la intención de los países ricos de congelar el presupuesto comunitario para el año 1998 y la propuesta de la Comisión Europea de aumentar la fiscalidad de carburantes, energía eléctrica y carbón.

La maquinaria comunitaria no se toma grandes respiros. Como en el fútbol, una victoria hoy deja paso a un nuevo partido mañana, lleno de incertidumbres. El vicepresidente económico, Rodrigo Rato, tendrá apenas unos breves instantes de gloria. La aprobación del plan de convergencia español se confundirá enseguida con el amargo sabor de dos nuevas batallas: evitar que la congelación del próximo Presupuesto de la UE impida a España honrar algunos de sus compromisos en materia de fondos estructurales y oponerse a toda costa a que el precio de la gasolina se dispare por una decisión de Bruselas.El Ecofin confirmará hoy la ruptura del despectivamente llamado Club Med, el formado por los cuatro países mediterráneos a los que se pronosticaba hasta hace unas semanas muchas dificultades para acceder al euro en la primera criba.

La Comisión ya dejó en su día materialmente fuera a Italia y Grecia, en contraste con los buenos augurios dibujados para España y Portugal. Los dos países ibéricos verán reforzada hoy su posición, cuando sus socios den el visto bueno a sus respectivos planes de convergencia, que consagran su cumplimiento de los criterios del Tratado de Maastricht.

En el caso español con dos escenarios para 1997. El optimista prevé un crecimiento del 3,2%, un déficit público del 3% y una deuda pública del 68%. El más moderado rebaja el crecimiento al 2,5%, mantiene el déficit en el 3% y eleva la deuda al 68,7%. A juicio de la Comisión Europea se trata "en líneas generales de un programa creíble, realista y equilibrado".

Portugal se ha marcado para 1998 objetivos muy ambiciosos: crecimiento del 3,2%, déficit del 1,6% y deuda pública del 65,3%. La Comisión considera los objetivos portugueses ·realistas, creíbles y coherentes con los programas precedentes". Lisboa prevé para 1997 un déficit del 2,9% y una deuda en torno al 65%.

Las flores se acabarán en el Ecofin cuando éste analice por primera vez el anteproyecto de presupuesto comunitario elaborado por la Comisión Europea para 1998. Hasta la fecha, el Ecofin no estudiaba directamente estos números, que se negociaban partida a partida en el consejo de Presupuestos. Y en su estreno, los ministros tienen la tentación de enmendar la plana a la Comisión y podar su anteproyecto, que prevé un crecimiento 2,4% en los créditos de compromiso y un 2,9% en los de pago. Con una inflación del 2,2%, el crecimiento real se acerca a cero. Pero la presidencia holandesa, que tendrá el apoyo de alemanes, británicos y franceses, quiere un crecimiento nominal cero. Ello apenas afectaría a las ayudas agrícolas en un año que se prevé de buenos precios, pero sí dañaría a los fondos estructurales. "Sería el principio de una guerra financiera grave. Va a haber un debate a cara de perro", pronostican fuentes diplomáticas españolas.

El problema para España es que ya el año pasado aceptó un recorte parecido. En aquella ocasión lo hizo porque recibió garantías de que no afectaría a las partidas destinadas a las regiones pobres. Los eurodiputados del PP apoyaron esa modificación para impedir que esa parte del acuerdo pudiera caer por tierra. Los socialistas, con más visión de futuro, votaron en contra para no sentar un precedente político muy peligroso. El precedente ya está sentado y los países ricos se apoyarán en él para pedir por segunda vez el sí del Parlamento Europeo cuando tenga que votar esa enmienda.Tasa energética

También a cara de perro puede ser la discusión sobre la propuesta del comisario italiano Mario Monti de aumentar los actuales impuestos mínimos que gravan a los carburantes y crear un nuevo impuesto para la energía eléctrica y el carbón.

"España está rabiosamente en contra", señalan esas mismas fuentes diplomáticas, que concretan en cifras muy negativas su impacto sobre la economía española: caída del 0,2% del PIB y del 0,7% de las importaciones / exportaciones, aumento de la inflación de un 0,9% y del desempleo en un 0,4%.

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