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Jordi Pujol alerta sobre la acumulación de problemas con el Gobierno de Aznar

Las diferencias entre CiU y el Partido Popular se acumulan. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, se refirió ayer a la existencia de "un montón de cosas sobre la mesa que son problemas reales" en las relaciones entre CiU y el PP. No circunscribió las diferencias a la ley del catalán y a la financiación de la sanidad, sino que las extendió a la ley del fútbol televisado, la crispación política y la acusación "fuera de lugar" lanzada desde las filas conservadoras contra La Caixa como entidad beneficiada por la supuesta amnistía fiscal practicada por la Administración socialista. Pujol suma advertencias al PP por lo que pueda pasar en el futuro.

Pujol emplazó al PP de Cataluña a que rectifique su posición contraria a la inmersión lingüística en catalán para cuando, el próximo martes, vuelva a reunirse ponencia parlamentaria que redacta una nueva ley sobre el uso de las lenguas en Cataluña.Sin embargo, el presidente catalán evitó asumir la advertencia lanzada la víspera y reiterada ayer por su socio de coalición, Josep Antoni Duran Lleida, de Unió Democrática, en el sentido de que si el PP rompe el consenso lingüístico pone en peligro el pacto de colaboración entre la coalición nacionalista y el Gobierno de Aznar. Pujol esperará a lo que suceda en la reunión del próximo martes antes de "tomar cualquier decisión".

La política lingüística de la Generalitat y en particular la inmersión al catalán en las escuelas había sido utilizada por el PP como arma de diferenciación política hasta que Aznar necesitó los votos nacionalistas para gobernar. El jueves, el presidente de Iniciativa per Catalunya, Rafael Ribó, desveló públicamente que el PP había hecho propuestas contrarias a que se consolidara la inmersión lingüística en la ley en curso de elaboración, durante la última reunión de la ponencia. Tanto Ribó como el socialista Joaquim Nadal emplazaron a Pujol a que utilizara su influencia política sobre el Gobierno para hacer cuadrar a los populares de Cataluña.

El líder nacionalista confirmó ayer públicamente que la suspensión de un encuentro previamente concertado para el pasado miércoles con el presidente del PP en Cataluña, Alberto Fernández Díaz, había sido una reacción a lo ocurrido la víspera en la reunión de la ponencia parlamentaria. Pujol sustituyó ese encuentro por una reunión presuntamente urgente con dos de sus consejeros para analizar la problemática de la financiación de la sanidad.

Pujol admite que resulta imposible pretender una unanimidad absoluta en la elaboración por ponencia conjunta de la nueva ley lingüística, pero coincide con Ribó y Nadal en que la enseñanza en catalán es algo "absolutamente básico e intocable" y en que no resulta admisible que se proponga un retroceso respecto a lo establecido por la Ley de Normalización Lingüística de 1983 o a lo alcanzado en su posterior desarrollo, avalado además por el Tribunal Constitucional. "La nueva ley debe servir para avanzar. Todo lo que signifique ir para atrás merece nuestro rechazo", declaró.

Pero el líder nacionalista hizo extensiva la conflictividad con el PP a otros ámbitos, durante una conferencia de prensa conjunta con el presidente del Parlamento Europeo, José María Gil-Robles. La beligerancia del PP en Valencia y en Aragón contra la unidad lingüística entre el catalán, el valenciano y la lengua que se habla en la franja aragonesa que linda con Cataluña es otro motivo de conflicto.

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Ayer, el diario Avui informó de que CiU, el PSOE, IU-IC y Pilar Rahola (del grupo mixto), que suman 178 votos, han pactado a espaldas del PP una proposición no de ley que se votará en el Congreso el próximo 20 de mayo, en la que se reconoce la unidad filológica y ortográfica de la lengua catalana al margen de que en Valencia se la denomine valenciano por razones históricas y estatutarias. Aznar manifestó recientemente una actitud comprensiva tanto con quienes afirman la unidad del catalán y el valenciano como con quienes defienden que se trata de lenguas distintas.

Aunque el presidente catalán se esforzó por restar dramatismo a sus diferencias con el Gobierno del PP -son cosas que "forman parte de la política", dijo-, su exposición coincide con las versiones difundidas estos días por sus colaboradores en el sentido de que Pujol está "irritado" y "muy incómodo" con el Gobierno de Aznar y que lo único que le frena es el éxito de la política macroeconómica y las perspectivas de entrar en la Unión Económica y Monetaria. Éxitos que Pujol atribuye esencialmente a la estabilidad política que sólo él puede garantizar.

En la lista de desacuerdos, los colaboradores de Pujol incluyen la ofensiva político-judicial lanzada contra los empresarios de Sogecable. "Tiene razón Felipe González cuando dice que en este país hay miedo por primera vez desde la caída del franquismo", reflexionaba hace dos días un alto cargo de la Generalitat.

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